Un matrimonio perfecto de Paul Pen
¿Has estado alguna vez tan triste para no tenerle miedo al dolor ni a la muerte?
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Un matrimonio perfecto de Paul Pen
¿Has estado alguna vez tan triste para no tenerle miedo al dolor ni a la muerte?
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Trece historias: Canela de Paul Pen
Llevó sus labios al marco que acababa de romper. El filo de uno de los cristales abrió una herida en su arrugada barbilla. Recompuso los pedazos logrando que se mantuvieran en su sitio, a excepción de dos huecos de forma triangular para los que no encontró el trozo correspondiente.
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Trece historias: Especímenes de Paul Pen
Sentir el horror al descubrir animales imposibles sumergidos en esa suerte de líquido amniótico, distorsionados aún más por la curvatura del vidrio, que de paso añadía monstruosidad y verosimilitud a las muestras.
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Trece historias: El niño de porcelana de Paul Pen
Ningún cliente quiere saber que la puta por la que paga está tan triste como él mismo.
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Trece historias: El hermano invisible de Paul Pen
Corrió hacia su hijo, que alzó el brazo por encima de su cabeza para evitar que ella apresara la fotografía. Como cuando él era un niño y ella le mostraba una bolsa de golosinas, agitándola en lo alto para que cascabelearan, riendo al verlo convertido en un salmón que se estiraba, se retorcía y saltaba sobre el agua para alcanzar el cebo.
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El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
Una puerta pierde su significado si no la atraviesas a menudo. Se convierte en una pared.
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El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
—Que no veas en realidad a estos bichos —dijo mamá—, no quiere decir que no existan. Si existen aquí —colocó su dedo sobre mi sien—, y aquí —lo trasladó a mi pecho—, es suficiente. Sonreí.
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El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
...bombillas desnudas que colgaban del techo. A veces pensaba en ellas como suicidas, cuerpos de cristal que se balanceaban ahorcados por un cable.
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Trece historias. La noria de Paul Pen
Conseguir lo que uno desea no es siempre lo mejor que puede ocurrir
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Trece historias. La noria de Paul Pen
La pieza de un puzzle no entra en el espacio que no le pertenece a no ser que se fuercen sus contornos, estropeando su forma original.
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La casa entre los cactus de Paul Pen
Elmer era experto en extender sábanas blancas sobre la realidad.
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El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
No existe criatura más fascinante que aquella que es capaz de crear luz por sí misma.
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El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
-¿para que entra en las casas? -pregunté yo. Papá volteó una silla, se sentó con las piernas abiertas, agarrado al respaldo. -Porque busca niños con sus antenas -pegó ambos brazos a su frente y los agitó-. Con sus antenas y la luz de un quinqué busca bajo tierra a los niños que se portan mal para meterlos en su saco. -¿y qué hace con ellos- quise saber. Papá acercó tanto su cara a la mía que me raspo con su cicatriz el pelo. -Se los come -dijo {...] |
El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
Tumbado boca abajo en el suelo del salón, rodé sobre mí mismo para alcanzar con mi mano la mancha de sol. Un puñado de rayos que entraban por una rendija del techo dibujaba un círculo de luz no mayor que una moneda. Todos los días recorría el suelo de la estancia principal desde una pared a otra. |
La casa entre los cactus de Paul Pen
Se produjo un silencio. Melissa percibió en mamá su intención de no proseguir la conversación. A pesar de las risas de antes, no terminaba de gustarle la presencia de aquel desconocido en la casa.
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La casa entre los cactus de Paul Pen
Es increíble este paisaje. No me canso de mirarlo, con todos estos cactus, estas rocas tan imponentes. Esta soledad. Me gustan mucho los desiertos. Y este olor, este aire tan puro.
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El brillo de las luciérnagas de Paul Pen
Mi hermano roncaba ajeno al baile de luz que acontecía en nuestro cuarto, pero yo me quedaba hipnotizado mirándolo, imaginando que eran rayos de sol que las luciérnagas traían desde el exterior para que yo pudiera verlos.
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¿Qué objeto le lanzaron los gemelos Weasley a Voldemort a la cara?