Serotonina de
Michel Houellebecq
También se podría decir que incluso cuando personalmente has perdido la partida, cuando has jugado tu última carta, perdura en algunos - no en todos, no en todos - la idea de que algo en los cielos va a hacerse cargo del juego, va a decidir arbitrariamente que se reparta otra mano, que vuelvan a lanzarse los dados, y ello incluso cuando nunca has advertido, en ningún momento de tu vida, la intervención ni tampoco la presencia de una divinidad cualquiera, incluso cuando eres consciente de que no mereces especialmente la intervención de una deidad favorable, e incluso cuando te das cuenta, considerando la acumulación de errores y faltas que constituye tu vida, de que la mereces menos que nadie.