A brevidade desta peza de Manuel Rivas é unha das súas virtudes e faina encaixar con comodidade no formato de álbum ilustrado.
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A brevidade desta peza de Manuel Rivas é unha das súas virtudes e faina encaixar con comodidade no formato de álbum ilustrado.
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Contiño escrito polo grande Manuel Rivas, baseado na historia da cidade de A Coruña, parte do libro A tribuna,de Emilia Pardo Bazán, onde unha moza traballa lendo novelas nunha fabrica de tabaco. Ilustracións preciosas de Susana Suniaga. Unha pequena marabilla en papel.
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Una historia tierna y muy entrañable, a la vez que mordaz. No hay pincelada en el libro en la que no haya ternura y sátira a la vez. En ciertos momentos dudaba de si los niños llegarían a entender el mensaje que enviaba. La interpretación que hago del texto completo es una alegoría al despertar del individuo en el momento que vivimos. Trata de hacernos despertar del aletargamiento mental, en la que esta era digital nos tiene atrapados. También nos enseña el fondo, cruel a veces, del individuo y del grupo que se deja llevar por la corriente del momento como meros muñecos sin sentimientos ni empatía. De vez en cuando aparecía el mal humor o la inseguridad de las personas frente a los demás. En fin, a pesar de toda esa interpretación que, al menos yo he creído entrever, el mensaje final es positivo. Mezcla de Ciencia Ficción y Fantasía, nos hace viajar por el universo en el que, seguramente, no hay tanta diferencia entre los distintos seres que lo habitan. Una especie de Principito al que le gusta el Rock.
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“Todos los derechos son importantes, pero, si nos amputasen el derecho a soñar, perderíamos todo el resto”, dice el autor en este libro. Soñar, sin embargo, en almohadas de piedra no es bueno para la salud. Y sé lo que me digo. Manuel Rivas (A Coruña, 1957), es un autor español que ha recibido premios como el de la Crítica española y el de la Crítica gallega, además del premio Nacional de Narrativa. No es un autor desconocido, más bien célebre —y celebrado— gracias a su obra magna: El lápiz del carpintero. Contra todo esto es, por otra parte, un manifiesto, un ensayo, un panfleto. A partir de un índice que nos presenta una obra concienzuda, Rivas nos adentra en unos temas de rabiosa actualidad sobre los que él opina desde su más que clara ideología y pensamiento. Desde la Guerra Civil española, hasta el feminismo, pasando por las Humanidades, la corrupción política, la turistificación y, por supuesto, España. Sin duda, Rivas no duda en volver al tema central de su novela más famosa, ese conflicto entre españoles que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país. Se lamenta de lo que los antepasados padecieron y critica que no se atienda a las víctimas y que no se imparta justicia tras la Transición. El dictador, al fin y al cabo, murió de viejo y con un patrimonio exuberante en su poder. Contra todo esto es una masa de denuncia social. Todo aquí es denuncia social, a veces de un color y a veces de otro —no me refiero al color político, ya que las críticas siempre van dirigidas al mismo tono—, pero denuncia social, al fin y al cabo. Rivas critica que en la sociedad actual se haya expandido el “pensamiento grosero” y se ignore la enseñanza de las Humanidades. Claro, estas ayudan a pensar, y eso no interesa demasiado. Además, no son útiles del todo, no se ven resultados según muchos, así que son prescindibles. Por eso Rivas pone de relevancia el libro La utilidad de lo inútil, del gran Nuccio Ordine. Él habla de 'canallocracia' y de aquellos partidos que financian sus campañas electorales como no deben. La corrupción lo ha anegado todo en los últimos años en la política española. Aunque la cosa ahora está más calmada, cuando este libro fue publicado todavía estábamos en pleno maremágnum de casos y operaciones con nombre cuasi-bíblicos. Rivas escribe esto porque no espera “milagros de los gobiernos”, pero detesta “a quienes los utilizan como máquinas de desesperación”. A favor de la inmigración y de la dignidad de los refugiados y de los más necesitados, el autor avisa de la llegada de una derecha pretenciosa que cuando se publicó el libro no era nada para lo que estaba por venir. Critica la carrera armamentística, a la que España se ha sumado, según dice. Aunque claro, lo que España ha invertido es una miseria si lo comparamos con las cifras de Estados Unidos, Rusia y China, entre otros países. Algunas críticas son injustas y desmedidas, ya que no valora el progreso alcanzado. España es un país, como cualquier otra democracia, imperfecto. Pero creo que después de una dictadura de casi cuarenta años ha avanzado muchísimo. Él mismo alaba el matrimonio igualitario aprobado en 2005. España fue, recordemos, el tercer país del mundo en aprobarlo. Igualmente, debemos estar orgullosos de nuestros logros. Por ejemplo, de nuestra sanidad pública, siempre tan golpeada y maltratada y que, sin embargo, es nuestro mayor arma, como se demostró en la crisis del COVID-19. La mayoría de las críticas que hace son necesarias, creo, pero muchas de ellas son desorbitadas y no equitativas. Es importante la crítica constructiva y la denuncia de injusticias. Por ejemplo, la crítica al machismo, al cambio climático, a la desigualdad entre hombres y mujeres, la conocida como Ley Mordaza, a los intereses de los poderosos para intentar aplastar a los ecologistas, y así un largo etcétera. Rivas reúne un sinfín de proclamas sobre el descontento de la ciudadanía ante las injusticias o desavenencias de una vida que está mal hecha. Él mismo pone en valor el periodismo como contrapoder y a los periodistas asesinados o acallados de cualquier de las maneras posibles a lo largo y ancho del mundo. “El periodismo está vivo y por eso lo matan”, asegura. Rivas también deja un hueco para hablar de la Memoria histórica en un capítulo titulado con ingenio y con el oxímoron “¿Qué futuro dejaremos a nuestros antepasados?”. Y, por supuesto, para el tema perenne entre la sociedad española, monarquía o república, criticando a la primera y ensalzando la segunda. Un asunto en el que se interna profundamente es el de la violencia machista, el feminismo y el techo de cristal, y no se le pasa citar frases de célebres personajes de la antigüedad con respecto a las mujeres, sin tener en cuenta la coyuntura social de la época, lo cual no justifica las perlas que algunos soltaron, pero que estaría bien valorar. Por ejemplo, dice que Schopenhauer consideraba a la mujer como el segundo sexo. O Rousseau, que defendía la educación discriminatoria para que las niñas crecieran bien educaditas en sumisión. Y de Aristóteles ya ni hablamos, por el hedor machista que deja entrever el libro Cuentos filosóficos, de Martin Cohen, en el capítulo dedicado a dicho filósofo. No todo, aunque casi, es denuncia social. También introduce historias con más contenido humano que crítica, por ejemplo, en el capítulo “Los tatuajes de la madre”, donde invita a reflexionar. Y también habla de literatura, ¡menos mal! Desde Moby Dick hasta el Quijote, pasando por Borges y Saramago. Al final, un conjunto de aforismos cierra un libro que no es largo y, aunque espeso en críticas, se hace ameno y de necesaria lectura. Eso sí, siempre con un toque de indignación. Lo que está claro es que ya está bien de retórica y verborrea. Hacen falta soluciones y más educación. + Leer más |
El escritor gallego publica 'Contra todo esto', un ensayo político urgido por la vergüenza ante las crisis que le rodean Enlace: https://elpais.com/cultura/2.. |
El escritor, poeta y ensayista gallego presenta su último libro, 'Contra todo esto. Un manifiesto rebelde', en donde se aúna la indignación con la literatura.
Enlace: http://www.elmundo.es/cultur.. |
El escritor, poeta y ensayista gallego presenta su último libro, 'Contra todo esto. Un manifiesto rebelde', en donde se aúna la indignación con la literatura. Enlace: http://www.elmundo.es/cultur.. |
Me prestaron El lápiz del carpintero (1998) de Manuel Rivas hace unos años. El préstamo venía avalado con entusiásticas recomendaciones: “Tienes que leerlo, te va a encantar”. Eso suele ser siempre un mal comienzo, porque de repente uno pone el listón muy arriba y el riesgo de decepción aumenta. Pasó todavía un tiempo hasta que me decidiera a leerlo, con la mejor disposición y tratando de ser los más objetivo posible, más que nada para poder responder con cierta solvencia a la inevitable pregunta de la persona que me dejó el libro. Una cuestión de educación, supongo. Me encontré así con una novela corta que en ocasiones ofrece grandes destellos pero que en otras se desliza lentamente hacia la monotonía. Es una buena historia, contada de una forma original, pero que desde luego no logró apasionarme. Tal vez eso sea por culpa de la temática y el contexto. Y es que al fin y al cabo se trata de otra historia de la Guerra Civil La acción de El lápiz del carpintero se sitúa en Galicia durante la Guerra Civil. La narración es un poco confusa al principio, pues empieza por el final, con el protagonista, el doctor Daniel Da Barca, a punto de ser entrevistado por un periodista después de volver de su exilio en Sudamérica. Y ese primer capítulo parece una isla dentro de la novela, pues apenas enlaza con nada de lo que se cuenta a continuación. (Sigue leyendo la reseña en el enlace) Enlace: https://humildelector.com/20.. + Leer más |
Novela ganadora del Premio de la Crítica Española, el Premio de la Asociación de Escritores e Lengua Gallega, el Premio Arzobispo Juan de San Clemente y el Premio 50 aniversario se la sección belga de Amnistía Internacional en 2001. Ahí es nada (aunque en general no soy muy fan de los premios). Estamos en el verano de 1936, en la cárcel de Santiago de Compostela -como digo, en plena Guerra-, donde un pintor dibuja el Pórtico de la Gloria con un lápiz de carpintero y donde, a su vez, se reflejan los rostros de sus compañeros mientras su futuro asesino, un guardián, lo observa embelesado. Se va tejiendo poco a poco una historia llena de metáforas y personajes, cada uno con sus propios pensamientos y su verdad Me llamó la atención la forma de narrar la historia, cambiando el narrador sin aviso de ningún tipo (literalmente), al igual que me sorprendió la ausencia de guiones u otros signos a la hora de acoplar los diálogos, que no son pocos. De hecho me costó bastante acostumbrarme, sobretodo al tema de los diálogos, no sé si por torpeza (es probable). Quizá sea el único “pero” que le ponga a la novela, pues me ralentizó bastante su lectura. Esta es una historia donde se dan la mano por un lado la realidad de entonces, cruda, cruel, oscura; por otro lado hay ciertos tintes fantásticos, muy leves, que le dan un aire especial a la historia, creo que es un detalle muy acertado. Un libro que me gustó, aunque como he comentado, me costó leerlo de manera fluida, pero igualmente me sirvió para conocer al autor y animarme a leer algo más de su obra. Por último, tenemos adaptación, del año 2003 y dirigida por Antón Reixa, aunque no me pareció un peliculón sí me gustó bastante y creo que da buen resultado. Enlace: https://locaporincordiar.blo.. + Leer más |
Es algo difícil explicar este libro. Tenía muchas ganas de leerlo y siento decir que empezó bien pero poco a poco se me fue desinflando. La historia se centra en Herbal un cabo cuya misión es vigilar a Da Barca, un médico republicano y enamorado que es el centro de la historia. Pero también nos encontramos con un pintor difunto, un lápiz de un carpintero y las confesiones de Herbal que es quien parece que va contando toda la historia. La forma de escribir de Manuel Rivas, a mi entender, dificulta un poco la lectura al no poder identificar siempre quién habla en la historia. Y si bien el libro me empieza enganchando, a la mitad del libro se me hizo más pesado y me costaba avanzar, y eso que estamos hablando de un libro de 160 páginas. Recomendarlo, bueno, es recomendable porque no deja de ser otra historia interesante en un época que no se debería haber vivido, pero no busques una historia desgarradora que te estremezca. Ésta se lee y quizá la olvides con rapidez. |
"Cualquier reliquia de los muertos es preciosa si se les valoró en vida." Rivas escribe una historia triste y desoladora trazando algunos horrores de la Guerra Civil Española plasmados en la conciencia de un pintor y su lápiz de carpintero. A través de los ojos de Herbal, un guardia de prisión destinado en Galicia y que narra de forma retrospectiva un drama cargado sobre su conciencia donde cabe un retrato de emociones y sentimientos, donde el amor, la poesía y los desastres que acarrea la contienda quedan reflejados en la pupila del lector. Una manera peculiar de escribir, que puede que necesitemos una parada y reestructuración en un principio para situarnos debidamente entre espacios temporales y saltos entre personajes, pero que merece la pena entregarse y agarrarse a la historia de ese lápiz, conductor de memorias y portador de almas, entre trenes humeantes, enfermedade y relatos del folclore gallego en mugrientos patios carcelarios narrados por hombres que esperan la muerte, que van tejiendo una red de realidad inteligente. Manuel Rivas retoma el hilo de la guerra española, pero El lápiz del carpintero no es una historia más sobre aquella guerra, que estremeció a un país, de fantasmas amputados o lavanderas que crean belleza en un amanecer, que continúa hasta nuestros días con heridas sin cicatrizar. Trata de la vida de hombres que morían por unos ideales (aunque fuera dibujando estrategias en sistemas futbolísticos) y mujeres amparadas en el lado más salvaje de la vida. Mientras, el amor podía ocupar un espacio en el abismo de la desesperanza. + Leer más |
Una historia de la Guerra civil española muy bien contada, con mucho sentimiento, original e inteligente. Que esté narrada a partir de un hombre pequeño, en comparación a la inmensidad del conflicto, cómo es la de un carcelero limitado mentalmente por sus obsesiones y su cargo de conciencia le da todo el sentido al texto para meternos en las entrañas de la guerra y de los abusos que se cometieron, dependiendo de si estabas en un lado o en otro. Retrato de una obsesión por el que Manuel Rivas nos muestra como en los momentos en que se impone la sinrazón es cultivo para que afloren rencores, depresiones y venganzas, unos justificados por la pelea, dicen, otros arrastrados por sus cadenas y miserias. Destacar que está muy bien escrito, aunque no es del todo lineal por sus saltos en el tiempo y el cambio de narrador, una vez que te adaptas al estilo se disfruta y se lee muy bien. Normalmente (y esto es una opinión muy personal) a los libros le sobran páginas, en este caso diría que se quedó algo corto,le hubiesen venido bien unas cuantas más que hubiesen desarrollado algo más la historia, incluido algo de contexto, porque creo es más difícil entrar en la historia si no conoces la generalidad de este conflicto, o de otros similares. También es verdad que es una historia muy humana y de conflictos personales que vale casi para cualquier contexto. Muy recomendable leer este Lápiz del carpintero, hay también una película que está muy bien y , en esta ocasión complementa muy bien el libro, claro está, a posteriori. + Leer más |
La estructura del relato no es muy portadora, no se siente "una" historia que guíe la lectura. Pero en el interior se esconden cuadros cortos que son verdaderas joyas de pudor y humanidad. Una visión de la guerra civil hecha de los detalles vistos de la prisión, se desprende poesía.
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En Argentina, si hubiera nacido 20 años antes, y si hubiera tenido la mala suerte que revisaran mi librero y encontraran, por ejemplo, el libro " Operación Masacre" de Rodolfo Walsh, un grupo comando me hubiera secuestrado, me hubiera mandado a un centro de detención, como la E.S.M.A, me hubieran interrogado, torturado, seguramente me hubieran aplicado una picana eléctrica en mis pechos y en mis genitales, me hubieran violado reiteradas veces, y de haber quedado embarazada (o de haber sido detenida ya en ese estado) me hubieran retenido hasta tener a mi bebe y me lo hubieran robado ( sí, la expropiación de bebes fue muy popular durante la dictadura militar argentina). Después de esto es probable que me asesinaran y tiraran mi cuerpo desde un avion al mar, para que mis padres nunca supieran que fue de su hija. Así que yo no seré española y del franquismo, ni jota, pero sé lo que es nacer en un país donde pensar, e incluso leer, alguna vez fue peligroso. Por lo que este libro, a pesar de mi ignorancia me llega y me conmueve. Pero lo interesante es que Manuel Rivas rompe con lo esperado y nos muestra la otra cara. Porque este relato está mayormente narrado por un guardia, un represor, la mano detrás del fusil. Y a pesar de que los encerrados, vejados y fusilados eran los otros, el personaje que mas sufre, carcomido por fantasmas y frustraciones, es este hombre. Y el autor de esta manera te deja pensando si esta gente que perdió toda su humanidad en el proceso, no fue otra victima mas. (eso piensa Rivas, yo no perdono ni olvido, para mí fueron unos cerdos) + Leer más |
Este libro ha sido una lectura obligatoria del colegio. No me ha gustado nada porque, a pesar de ser corto, la lectura se me ha hecho muy lenta porque las intervenciones de los personajes no están marcadas y pueden llegar a confundirse con la narración y descripción propiamente dicha. Además, el autor utiliza un lenguaje, en bastantes ocasiones, muy vulgar, explícito y vasto no necesario.
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Es la primera novela que leo del escritor y me ha dejado sentimientos encontrados. Una trama desarrollada en plena Guerra Civil, narrada de una forma casi poética, con una pluma delicada que me hizo la barbarie soportable. Una historia de amor en tiempos horribles. Refleja las dos caras del ser humano. El lado oscuro que llevamos al extremo de cometer atrocidades con el prójimo y cómo seres de luz compensan la balanza. Porque cuando parece que la única salida es la muerte, incluso la muerte en vida, siempre hay una mano que te da luz en la oscuridad. |
Canto a la vida. Al leer El último día de Terranova me viene a la memoria Víctor Jara, el derecho de vivir en paz. Un derecho pisoteado una y otra vez a lo largo de la historia por aquéllos que se sienten invencibles y que en realidad son cobardes parapetados en sus reductos con mucho miedo y, por miedo, destruyen todo lo que suponga un peligro a su bienestar. Que cada viaje de Eliseo a América o Europa era, en realidad, un internamiento en un sanatorio mental. No por loco [...] por homosexual. Y lo del psiquiátrico era una forma de evitar la cárcel. Canto a la libertad. Terranova supone vivir libre, de manera sencilla pero fértil. Sus ocupantes conocen la libertad, la riqueza, la vida a través de los libros. Vicenzo, el narrador protagonista, experimenta la alegría, la protección, el amor y la salvación de su propia existencia de la mano de los que habitan Terranova. En Terranova vivíamos en un sagrado desorden [...] Se entraba y salía sin tener que dar explicaciones [...] Se respetaba esa rareza. Canto a la poesía. Manuel Rivas elabora un relato pleno de belleza, rebosante de sensibilidad, plagado de sentimientos. Es una novela, pero lírica; es prosa aunque poética. Hay esplendor en todas sus páginas, incluso aquellos recuerdos cubiertos de fealdad, de dolor, de horror, están mostrados al lector desde el punto de vista del optimismo final porque hasta en la desesperación más absoluta asoma la elegancia de quienes quieren llevar felicidad. Pedrés, que tenía merecida fama de torturador, era de frases estereotipadas: Para hacer una tortilla hay que romper huevos [...] Amaro les había dicho [...] Que no sabía. Era consciente, dijo, que un poder enojado puede matar a alguien por un verso, y se anticipó a citar a Stalin: él mandó asesinar a Ósip Mandelstam por un poema ¿Por un poema? Por un verso. Carajo. [...] Cuando volvió contó que todo el tiempo, durante el interrogatorio, se había concentrado pensando en Pitts. Canto al saber. El argumento de la novela se aparta en ocasiones de la trama para recordarnos a grandes músicos o escritores, grandes personas o seres anónimos que se han perdido, se pierden, en esa búsqueda de la vida. La novela es una denuncia a los regímenes dictatoriales que imponen la represión, la tortura, la muerte despiadada, y se jactan del miedo que provocan, precisamente por tener miedo a que se descubran todas las tropelías cometidas. ...se presentaban para hacer registros. A veces al tuntún, por intimidar [...] El Pitts, con su riñón y los líquidos corporales, protegiendo, como falsa cubierta, criaturas clandestinas. Incluso falsas cubiertas de ministros franquistas, como El crepúsculo de las ideologías de Fernández de Mora, u Horizonte español, de Fraga Iribarne [...] cobijaban obras malditas de Ruedo Ibérico. ¿Quedan crepúsculos? ¡Marchando un horizonte! El argumento de El último día de Terranova es muy sencillo; La librería Terranova, como otros comercios situados en un enclave privilegiado, va a ser cerrada por intereses inmobiliarios. Sin embargo, en el último momento, los especuladores son acusados de corrupción y todo el proceso se detiene. No sabemos qué ocurrirá con la librería, queremos creer que sobrevivirá a las grandes superficies pero el autor lo deja ahí, con final abierto. Detrás de este argumento tan sencillo está la verdadera trama de la novela. Vicenzo, el narrador, nos cuenta la historia de la librería, su propia historia, mediante recuerdos que se van superponiendo en el tiempo y espacio, recuerdos aislados con los que los lectores no tenemos dificultad para construir con ellos un argumento lineal, al contrario, se instala en nosotros una seductora sensación de autonomía al tener la impresión de que vagamos por las páginas superando cualquier limitación. Evocamos algo parecido a lo que sentimos con la poesía, como si pudiésemos deambular a nuestro antojo, saltando algún capítulo para retomarlo más tarde, y sin embargo, el narrador es consciente en todo momento de que nos conduce de la mano para que lleguemos al final de la novela sabiendo lo que quería comunicarnos. Los hechos relatados, referenciales, encubren las verdaderas funciones del escrito. La más importante, la expresiva. Mediante esos sucesos el autor hace aflorar sus sentimientos, sus emociones, las impresiones que han quedado grabadas después de vivir el horror de la dictadura. No sé si Vicenzo es la voz de Manuel Rivas pero el corazón de Rivas late en El último día de Terranova. El lenguaje cuidado, la personificación de la naturaleza, enumeraciones agilizadoras, anadiplosis animalizadoras que conforman una frase en la que se condensa la desesperación del ser humano, la mezcla de lenguajes artísticos, la sinécdoque despersonalizadora de la policía como símbolo de la represión, las epanadiplosis que refuerzan la solidaridad del ser humano y las metáforas embellecedoras de la vida, asociada siempre a la mujer: Viana, Comba, Garúa, Expectación, Estela del Mar, consiguen que predomine la función poética, de hecho hay párrafos que son por sí mismos un poema. En la transcripción del siguiente párrafo, donde apreciamos todo lo señalado anteriormente, me he tomado la libertad de colocarlo en versos Él, que parecía desaparecido, engullido por la Ola, emerge, se aúpa, trepa por las rocas, los pies son manos y las manos son garras. Llega junto a ella. Posa las manos en la esfera del vientre. Pienso que debería pararse el mundo un instante. Las aves exasperadas del mar. El helicóptero. La sirena del coche policial. Debería haber, en la vida, la posibilidad del plano congelado. Echan a correr por ese otro mar de hierba, que mece el viento de las aspas giratorias. Se dan la mano, se sueltan, se dan la mano. Caen, se levantan... Desaparecen. El autor es un maestro en el uso del vocabulario. Las palabras no se resisten, antes al contrario fluyen de forma eficaz para comunicar. El lector es partícipe de los sentimientos, de los hechos que rodearon al protagonista, e inmediatamente empatiza con sus ideas. Al leer El último día de Terranova nos posicionamos con Vicenzo, ante la belleza sin límites de lo que nos rodea, sentimos su amor por la naturaleza y percibimos una armonía que deseamos nazca de nosotros para propagarse como una onda expansiva hasta cubrirlo todo. El estilo, qué duda cabe, es elegante y, sin embargo, no pierde nada de intensidad y expresividad. Es intenso porque precisamente nace de dentro, de la intimidad, del sentimiento y la memoria, fundamental para vivir. Es expresivo porque encontramos acumulación de recursos que fortalecen las relaciones entre los personajes y el carácter de los propios personajes con paradojas, metáforas o términos polisémicos En Coruña nos estaban esperando en la estación. La embajada en pleno de Terranova. Comba, Amaro y Eliseo. ¡Ahí los tienes! les gusta tanto estar solos que siempre van juntos. [...] ¡Es Giuliana, mamá! Y Eliseo le pasó un paraguas [...] Ella se alzó sobre la punta de los pies y lo elevó como una cometa a punto de ser liberada. ¿Sabés? cuando era chica me llamaban Garúa Porque es cierto que participamos de hechos alegres, tristes, duros, llevaderos... pero son efímeros; sólo nos queda el recuerdo y todos sabemos que los recuerdos se van remodelando en la mente hasta dejar en ella nuestra verdadera vida, la que recordamos una y otra vez; no importa si protagonizamos un hecho, importa lo que recordamos, cómo lo recordamos, cómo lo vivimos a diario y lo transmitimos. Eso somos nosotros. Y eso es lo que tiene presente Vicenzo Fontana; en sus memorias nos induce a ver belleza, a ver arte en lo que nos rodea, pero no podremos distinguirlo si no hemos advertido el dolor, la injusticia, la desventaja vergonzosa que sufren los manipulados, los débiles. El último día de Terranova es un símbolo de resistencia y funciona de la misma manera que la librería, símbolo a su vez de reducto del arte y garantía de libertad. La novela acoge a una serie de personajes, todos diferentes y todos igualados en la desgracia, el dolor. Sin embargo no tenemos la sensación de estar ante perdedores: una frase nos lo recuerda a modo de estribillo «Él no está estructurado para morir», otras nos hacen tomar consciencia de la fuerza que podemos llegar a tener a pesar del paso del tiempo «Pues no desfallezcas, chaval», y otras constituyen toda una declaración de intenciones Echo de menos a Guillermo, el vagabundo que de vez en cuando venía a venderme algún libro “abandonado”, que él mismo había birlado [...] Primero lo leía, y luego venía a vendérmelo. Una ganga, maestro. Por su parte la librería ha servido de refugio, durante casi un siglo, a los dadaístas, surrealistas, a Rosalía de Castro, a la generación del 27, a Valle-Inclán, a la generación perdida, al existencialismo... Porque quienes han estado al frente de esa librería son portavoces de la cultura, baluartes del saber, defensores del libro como medio para sobrevivir en un mundo despiadado «¡Terranova podría vivir sin libros, carajo! El día que dije eso, la blasfemia largo tiempo rumiada, Comba y Amaro hicieron que no oían. Ni siquiera se miraron. Qué fracaso de provocación.» He empezado esta reseña afirmando que El último día de Terranova es un canto a la vida, a la libertad, a la poesía, al saber. Quiero terminarla testificando que es un canto al librero, a esa figura que lamentablemente se va extinguiendo en pro de un ordenador. Esa figura que algunos recordamos con cariño porque regentaba un local tranquilo, de olor peculiar a tinta y papel, al que se podía ir no sólo a comprar sino a mirar, a conversar, a dejarte aconsejar, a aprender, a reforzar la amistad que antes o después te unía al librero y a consolidar la admiración por ese mundo inabarcable encerrado en una librería de nombre clásico. Felicidades a Manuel Rivas por la novela, y felicidades a todos lo que, como yo, hemos podido pasar tardes enteras enriqueciéndonos con los Fontana de Terranova, con los Mariano de Espartaco o con los Fidel de Athenas. Enlace: http://elblogaurisecular.blo.. + Leer más |
Galicia, Otoño de 2014. En esta fecha comienza nuestra historia, cuando Vicenzo Fontana está a punto de cerrar su librería Terranova , asediado por especuladores Inmobiliarios. Mientras lucha por mantener abierta una librería que antes fue de sus padres, recuerda su niñez, su amor por Garúa (una argentina) , el final de la dictadura española y, cómo no, el amor por los libros. Vicenzo sigue arrastrando secuelas de una epidemia de poliomielitis que sufrió durante los primeros años de su vida, ahora recuerda los extraños cuentos que su tío le contaba para que sus noches fueran menos duras. Relatos extraños con moralejas que él debía entender. Años más tarde, cuando ya llevaba una vida más o menos normal en Madrid, conoció a una chica argentina llamada Garúa, una enigmática mujer que esconde un presente del cual nada debe saberse. Con ella regresará a Terranova, y junto a ella entenderá que lo que regentan sus padres y su tío es algo más que una librería: fue y es el refugio de gente perseguida y libros prohibidos. Todo un mundo que desconocía se abrirá ante él, aprendiendo aquello que pocos saben: que los libros, además de hacer compañía, pueden salvar vidas. Una novela escrita maravillosamente, con una narración que sale del alma del autor, donde se dejó parte de su corazón. Sabremos de una época en que los hombres eran perseguidos, buscados, pero, ante tanta barbarie, siempre hubo humanos que los ayudaron, porque no todos somos iguales. Con cierta frase de La Odisea, nuestro protagonista rememorará cuando le decían… Trece perales, diez manzanos, cuarenta higueras y cincuenta liños de vides… y era una contraseña para su padre. Entonces y solo entonces sabrá que la escritura también se creó para expresar lo que no se puede decir. Ahora, viejo y casi vencido, con ese amor a los libros que ella le enseñó, seguirá tirando de recuerdos, añorando el día en que Garúa recibió una extraña llamada y tuvo que regresar a Argentina, al enterarse del principio de la dictadura de su país. Esperando un regreso, pero siendo consciente de la realidad, que tal y como ocurrió en España, hay más gente dedicada a tapar que a destapar. Un libro para leer con el puño cerrado, por la rabia, la frustración de ver personajes intentando luchar en batallas que saben perdidas. Con una sensibilidad extraordinaria, Rivas nos dejará valerosos hombres y mujeres que, al tiempo que amaban los libros, salvaban vidas. Y mientras el crepúsculo cae sobre Terranova, Vicenzo sentirá latir de nuevo su corazón cada vez que la campanilla de la librería suene... Joder, pedazo libro + Leer más |
Una emblemática librería está a punto de desaparecer tras más de sesenta años de actividad, y con ella toda la carga humana de tres generaciones, los sueños de una familia y las vivencias de quienes por allí pasaron; el desahucio es inminente ante "el progreso" de la ciudad; mientras Vincenzo quien ha crecido en ella, nos irá relatando sus recuerdos, anécdotas, amores, nostalgias... Una novela que no sólo nos habla de libros, lo que aportan, referencias a autores y sus obras, sino que va más allá, nos trae el drama de muchos, la historia de tantos... la clandestinidad de editoriales en el exilio y el contrabando de obras en época del franquismo, grandes guiños a la emigración masiva a América, en especial a Argentina y la dictadura que allí se vivió; también queda patente la deshumanización de la ciudad ante el progreso, los desalojos en favor de nuevas construcciones, la pérdida de identidad, la especulación inmobiliaria y el aprovechamiento ilegal en favor de unos pocos Una lectura que al principio no me ha sido fácil, el autor mezcla recuerdos, diálogos, reflexiones, descripciones, anécdotas, saltos temporales y todo sin previo aviso; pero una vez que he entrado en ese "desorden" me ha resultado una MARAVILLA! todo va tomando forma en lugar y tiempo; la mente va ordenando y encajando cada momento y la sensación final es sorprendente. Me ha encantado la ambientación que describe y recrea de la ciudad de A Coruña, lugares, personajes y esa retranca tan característica del habla gallega, hasta sonrisas me ha sacado + Leer más |
Ela, maldita alma ha sido una lectura obligatoria para la asignatura de Lengua Gallega y literatura. Aunque no he leído todas las historias, las que sí lo he hecho han sido muy cortas, fáciles, rápidas de leer y bastante entretenidas. Sin embargo, no es una lectura muy remarcable.
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Drácula, Bram Stoker