Cada cierto tiempo me gusta leer una novela clásica o canónica. En este caso, como hispanoamericanista, Manuel Puig es uno de esos autores del siglo XX que hay que leer sí o sí. Por esa razón, leí en versión e-book El beso de la mujer araña, una de sus novelas más celebradas junto a Boquitas pintadas, que también la tengo pendiente. He de decir que cogí el libro desconociendo absolutamente qué me iba a encontrar, sin buscar sinopsis, resúmenes ni comentarios.Nos encontramos ante dos personajes, Valentín y Molina, que comparten celda en la cárcel durante la dictadura argentina. Valentín es un preso político, mientras que Molina está encarcelado por corrupción de menores. Es importante destacar que Molina es gay y, además, incide mucho en sus deseos de ser una mujer. La trama y la relación entre ambos personajes, que más diferentes no pueden ser en todos los aspectos, se teje a través de las películas que Molina le narra de memoria a Valentín para hacer más llevadero el paso de las horas. Desde un punto de vista formal, la novela es muy original técnicamente, articulada en capítulos, que a veces son un fragmento de la narración de una de las películas, la narración tradicional de los hechos que les ocurren a los dos personajes o los delirios y sueños de Valentín, en los que se emplea la técnica del flujo de conciencia y resulta difícil, sobre todo, las primeras veces, hilar un discurso coherente. Es una novela, por tanto, que pone en práctica buena parte de las técnicas experimentalistas que nacieron en el siglo XX, que buscan desligarse de la narración tradicional y aproximarse más al funcionamiento del pensamiento.Por otra parte, partiendo de la historia, la novela merece todo lo que han dicho sobre ella. Reflejo de la dictadura, de los encarcelamientos injustos, no solo por motivos políticos, sino también ideológicos, identitarios y sociales, muestra con absoluta delicadeza cómo funciona la mente de una persona encerrada de forma injusta, cómo se enfrenta a ese castigo, hasta qué punto duda de sus actos, de sus convicciones, hasta qué punto se está dispuesto a llegar para ser libre. La soledad, la duda, el cariño, la empatía, la fortaleza, el rechazo están reflejados en El beso de la mujer araña de forma magistral y Puig consigue a través de dos personajes que nada comparten una visión panorámica de la injusticia y de lo que implica una dictadura.Es una lectura, pues, que sin duda recomiendo y, después de leerla, sé que pronto llegará el turno de Boquitas pintadas.
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