Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar de Luis Sepúlveda
Solo vuela quien se atreve a hacerlo.
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Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar de Luis Sepúlveda
Solo vuela quien se atreve a hacerlo.
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Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud de Luis Sepúlveda
-¿No abres los ojos para verme? -volvió a susurrar el caracol. -Los abro por la noche y veo todo lo que hay, durante el día los cierro y así veo todo lo que hubo. |
Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
Antonio José Bolívar Proaño sabía leer, pero no escribir. [...] Leía atentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en las páginas. Cuando un pasaje le agradaba especialmente lo repetía muchas veces, todas las que estimara necesarias para descubrir cuán hermoso podía ser también el lenguaje humano." (Pág.35). |
Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
De día es el hombre y la selva. De noche, el hombre es selva.
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Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
"Sabía leer. Fue el descubrimiento más grande de toda su vida. Sabía leer. Era poseedor del antídoto contra el ponzoñoso veneno de la vejez. Sabía leer. Pero no tenía que leer."
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Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
[“Leía lentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en las páginas. Cuando un pasaje le agradaba especialmente lo repetía muchas veces, todas las que estimara necesarias para descubrir cuán hermoso podía ser también el lenguaje humano.”] |
Historias de aquí y de allá de Luis Sepúlveda
Si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo; y en la calle codo a codo somos mucho más que dos.
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Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer.
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Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda
Leía lentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en las páginas
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Historias de aquí y de allá de Luis Sepúlveda
¿Puede haber algo más grotesco que un anciano bajito pero empinado, medio calvo pero con la cabeza pintada, de ojos asiáticos a fuerza de bisturí y dentadura impecable gracias a tratamientos que le impiden cerrar la boca? Si a esta visión de pesadilla le agregamos una adolescente, menor de edad, generosamente ofrecida por sus padres y al que la niña llama candorosamente «papi», tendremos entonces un argumento de ópera bufa que, con seguridad, hace que Rossini y Puccini se revuelvan en sus tumbas.
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La sombra de lo que fuimos de Luis Sepúlveda
Nunca confíes en la memoria, pues siempre está de parte nuestra; adorna lo atroz, dulcifica lo amargo, pone luz donde sólo hubo sombras. La memoria siempre tiende a la ficción.
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Hot Line de Luis Sepúlveda
-Mala cosa, ¿verdad, jefe? -Muy mala. Fui tu instructor en la escuela de investigaciones y siempre te hablé claro. Te dije que ser mapuche en este país de mierda era tan malo como ser negro en Alabama. Te escogí para el servicio rural creyendo que así te evitaba líos en la ciudad, y te repetí hasta el cansancio que nunca, nunca, nunca, te crearas problemas con los milicos. Ellos se creen los dueños de la cancha, de la pelota y del árbitro. Y por desgracia es así. |
Historias marginales de Luis Sepúlveda
En 1985, con la riqueza forestal de la Patagonia chilena exterminada por las companías madereras japonesas, la Patagonia argentina conoció también los horrores del progreso neoliberal: las motosierras empezaron a talar alerces, robles, encinas, castaños, árboles de trescientos o más años y arbustos que apenas se elevaban a un metro del suelo. Todo iba a dar a las fauces de las picadoras que convertían la madera en astillas, en serrín fácil de transportar a Japón. El desierto creado en Chile se extendía hacia la Patagonia argentina. Junto al lago Epuyén, nada ni nadie parecía capaz de oponerse al siniestro rumor de las motosierras. Pero Lucas Chappe, un tal Lucas, dijo no, y se encargó de hablar en nombre del bosque con los paisanos que viven al sur del paralelo 42. -¿Por qué quieres salvar el bosque?- le perguntó algún paisano. -Porque hay que hacerlo.¿Por qué va a ser?-respondió Lucas. Y así, contra viento y marea, desafiando y sufriendo amenazas, golpes, encarcelamientos, difamaciones, nació el proyecto "Lemu", que en lengua mapuche significa bosque. + Leer más |
Hot Line de Luis Sepúlveda
Antes de despedirnos, aquel detective mapuche me preguntó cómo era la ciudad donde yo, a sazón vivía. Supongo que le hice una descripción desganada y arbitraria de París, que escuchó entre ligeros gestos de asentimiento. A mi pregunta acerca de dónde vivía él, respondió que detestaba las ciudades.
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Luis Sepúlveda
La única obligación del escritor es contar bien una buena historia , no cambiar la realidad, porque los libros no cambian el mundo. Lo hacen los ciudadanos
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Luis Sepúlveda
Es el propio personaje quien impone su sentido del pudor, ala hora de desnudarse psicológicamente. Y obliga al autor a ceñirse a las reglas del género. Los personajes conducen la imaginación por medio del diálogo.
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Hot Line de Luis Sepúlveda
Las mujeres mapuches lucían con orgullo las arrugas, porque sostenían que el rostro era el único mapa fiable, pues los territorios que enseña existen realmente
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Hot Line de Luis Sepúlveda
¿Sabe que tengo una teoría acerca de los Mapuches? - No es el único, Rosseau, Levi-Strauss y Todorov también las tenían. Son muchos los que intentan decirnos como somos |
Hot Line de Luis Sepúlveda
Detesto hablar como viejo sabio, porque, los viejos sabios, si lo son de verdad, no dan consejos, se limitan a observar desde la Atalaya de la edad
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¿Cuál es la profesión del narrador que encuentra el Principito en el desierto?