A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Aquellos que merecen respeto lo reciben libremente. Si uno debe exigir tal cosa, nunca lo tendrá.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Aquellos que merecen respeto lo reciben libremente. Si uno debe exigir tal cosa, nunca lo tendrá.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Blande tus recursos como una espada, prima. Ningún hombre inventó un corsé para nuestros cerebros. Déjalos pensar que dominan el mundo. Es una reina la que se sienta en ese trono. Nunca olvides eso. No hay razón por la que no puedas llevar puesto un vestido simple al trabajo, y despues lucir el atuendo más elegante y bailar toda la noche. Pero solo si te complace a ti.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
¿Cuál es el problema con las prostitutas, de todas formas? No es culpa de ellas que la sociedad sea injusta con las mujeres.
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A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco
Ellos eran una familia de almas desechadas, y cada una había estado perdida hasta que encontró un hogar junto con las demás.
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El reino de los malditos de Kerri Maniscalco
Quería experimentar el placer a todos los niveles. Quería un hechizo para embotellar aquel sentimiento y bebérmelo a sorbos cuando lo deseara.
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A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
“𝓐𝓷𝓱𝓮𝓵𝓸 𝓿𝓲𝓿𝓲𝓻 𝓮𝓷 𝓾𝓷 𝓶𝓾𝓷𝓭𝓸 𝓮𝓷 𝓮𝓵 𝓺𝓾𝓮 𝓵𝓪 𝓲𝓰𝓾𝓪𝓵𝓭𝓪𝓭 𝓭𝓮 𝓽𝓻𝓪𝓽𝓸 𝓷𝓸 𝓼𝓮𝓪 𝓪𝓵𝓰𝓸 𝓭𝓲𝓰𝓷𝓸 𝓭𝓮 𝓮𝓵𝓸𝓰𝓲𝓸."
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A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco
Durante toda mi vida había anhelado la libertad, la libertad para escoger cada detalle de mi vida. Para tomar decisiones buenas y horribles. Decisiones que me romperían el corazón y lo repararían una y otra vez. Pero nunca supe que tomar decisiones podía ser tan difícil o doler tanto.
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A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco
-Que palabras tan mordaces -dijo-. Deberían estar acompañadas de una advertencia. -Con frecuencia se compara a la verdad con una hoja afilada -respondí-. Dudo de aquellos que se sorprenden cuando hiere. |
El reino de los malditos de Kerri Maniscalco
Una ramita no era más que un trozo de madera rota hasta que se afilaba para transformarla en una lanza. La pena me había partido por la mitad. Y la furia había afilado los trozos hasta convertirlos en un arma. Era el momento de desatarla. |
A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
La vida era corta, preciosa. Y algún villano podría arrebatárnosla cuando menos lo esperáramos. Si no se podía contar con la promesa del mañana, entonces aprovecharía el momento presente.
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A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco
-Cuídese de a quien le entrega su corazón. Y tenga incluso más precaución con aquellos que desean robárselo.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
¿Qué componente tiene el alma de un hombre que una mujer no posea?
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
¿En que diccionario médico dice que una mujer no puede tolerar cosas así?
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A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
No necesitabamos completarnos el uno al otro, nos complementabamos el uno al otro.
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A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco
La ciencia es el altar al que yo le rezo. Y me ofrece su consuelo.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
—Sé que yo no lo haría. Probar la sangre cálida solo una vez nunca es suficiente, señorita Wadsworth.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
—¿Qué componente tiene el alma de un hombre que una mujer no posea? [...]—No tenía idea de que mi interior estaba hecho de algodón y gatitos u el tuyo repleto de piezas de acero funcionando a vapor.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Los muertos les hablan a aquellos que escuchan. Debes ser incluso más silenciosa que ellos.
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A la caza de Houdini de Kerri Maniscalco
En general las personas admiran la fortaleza física, pero yo creo que son las cosas simples que hacemos después de una tragedia las que nos definen. No hay mayor muestra de poder que continuar viviendo cuando no querríamos hacer otra cosa que más que yacer y dejar que el mundo se desvanezca.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Vamos a dejarte lista para una noche cualquiera de caminata por las calles y salgamos de aquí. Ah, puedes darme las gracias en cualquier momento por haberte preparado -dijo luchando por contener la sonrisa-. No protestaría si quieres darme un beso en la mejilla. Ya sabes, para devolverme el favor y todo eso. — Si vuelves a intentar algo como eso otra vez, te apuñalaré en el pie, Thomas Cresswell. — Ah. Hay algo en la forma en que pronuncias mi nombre que suena como una bendita maldición. Si pudieras conseguir un buen gesto con la mano para acompañar tus palabras, eso sería excepcional. Arrojé una bota a través de la habitación, pero logró esquivarla y cerró la puerta antes que lo golpeara. |
¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?