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El trono de los caídos de Kerri Maniscalco
Hay ciertos juegos en los que no se debe participar a menos que se esté seguro de poder ganar.
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A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
Estaba convencido de que tenía un corazón tallado en hielo hasta que sonreíste... y entonces empezó a latir con fuerza. Ahora no puedo imaginar mi mundo sin ti, porque tú eres todo mi universo.
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A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
En algún momento, todos somos el héroe de alguien y el villano de otro. Todo es cuestión de perspectiva.
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A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
Te amaré hasta que el mundo deje de girar o mi corazón deje de latir, Thomas Cresswell. Incluso entonces no estoy segura de que mi amor se conforme con dejarte.
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A la caza del diablo de Kerri Maniscalco
—Más allá de la vida, más allá de la muerte. Mi amor por ti es eterno. —Eso es precioso. ¿Lo pone en la carta? —No. Es lo que siento por ti. |
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A la caza del Príncipe Drácula de Kerri Maniscalco
Los monstruos son tan reales como las historias que les dan vida. Y solo vivirán mientras nosotros las contemos.
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A la caza del Príncipe Drácula de Kerri Maniscalco
Los monstruos varían de acuerdo al cristal con que se los mira. Y nadie quería descubrir que su héroe era el verdadero villano de la historia.
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El reino de los malditos de Kerri Maniscalco
Nunca dejes que alguien sepa cuál es tu verdadera motivación. Si saben lo que quieres más que nada en el mundo, emplearán todo tipo de dulces mentiras y medias verdades para manipularte.
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El reino de los malditos de Kerri Maniscalco
La venganza es una emoción potente. Te convierte en una presa fácil tanto para los humanos como para los demonios. nunca dejas que alguien sepa cuál es tu verdadera motivación. Si saben lo que quieres más que nada en el mundo, emplearán todo tipo de dulces mentiras y medias verdades para manipularte. Sabrán exactamente hasta dónde pueden presionar, qué ofrecer y qué no rechazarías nunca, lo que les dará ventaja.
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El reino de los malditos de Kerri Maniscalco
-Tienes que irte de aquí. Ahora mismo. -¿Por qué? -Porque te estás arrancando la ropa y me miras como si la mía fuera la siguiente. (...) -¿No quieres verme desnuda? -Ya lo he hecho. -¿Y? -Si cuando lleguemos a casa todavía quieres arrancarte la ropa, podemos discutirlo entonces. |
El reino de los malditos de Kerri Maniscalco
Los míos y yo hacemos que los monstruos tengan cuidado, bruja. Yo no temo, yo soy el miedo.
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A la caza del Príncipe Drácula de Kerri Maniscalco
Tu cerebro es muy atractivo. Incluso antes de todo esto. -Hizo un gesto hacia la puerta cerrada, y su sonrisa se desdibujó un poco -. Sin duda, es mi característica favorita de ti.
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A la caza del Príncipe Drácula de Kerri Maniscalco
-Sabes, prefería tu compañía cuando hablabas. -Ah...-Thomas se recostó y respiró hondo-, de cualquier forma me prefieres. |
A la caza del Príncipe Drácula de Kerri Maniscalco
Los monstruos son tan reales como las historias que les dan vida. Y solo viviran mientras nosotros contemos esas historias.
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Me toqué los labios. Había leído sobre situaciones peligrosas que motivaban romances espontáneos, y había pensado que eran tonterías. En ese momento lo comprendía. Darte cuenta de que te podían quitar lo que más querías sin advertencia previa hacía que te aferraras aún más
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
La muerte no prejuzgaba por cosas mortales como la posición social o el género. Venía en busca de reyes, reinas y prostitutas por igual, y en general dejaba a los vivos con arrepentimientos. ¿Qué podríamos haber hecho diferente si hubiéramos sabido que el final estaba tan cerca?
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A la caza de Jack El Destripador de Kerri Maniscalco
Tío era una criatura de hábitos, y la impuntualidad no era tolerada. Por mucho que fuera mi cumpleaños. Personalmente, yo no creía que a los muertos les importara esperar cinco minutos para ser abiertos y explorados, pero no me atrevía a decir eso en voz alta.
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El reino de los malditos Vol. 2: Los siete círculos del infierno de Kerri Maniscalco
El destino puede tender la mano, tratar de guiarnos por ciertos caminos o intervenir, pero en última instancia, somos libres de elegir nuestro propio sino. Nunca lo dudes.
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La guerra del fin...