Pedro Páramo de Juan Rulfo
Para eso hay que estar prevenido, y la madre de usted no me avisó sino hasta ahora. - Mi madre -dije-, mi madre ya murió. - Entonces ésa fue la causa de que su voz se oyera tan débil,...
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Para eso hay que estar prevenido, y la madre de usted no me avisó sino hasta ahora. - Mi madre -dije-, mi madre ya murió. - Entonces ésa fue la causa de que su voz se oyera tan débil,...
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Conocí a uno en la Media Luna que se decía el adivino. Lo que nunca adivinó fue que se iba a morir en cuanto el patrón le adivinó lo chapucero.
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Cartas a Clara de Juan Rulfo
Lo que quiero es tu amor, venerada chiquilla; si pudiera, haría un mundo bueno para ti, te llevaría siempre en mis brazos, para que no te lastimara la vida. Que no sufrieras nunca, en ningún momento. ¿Qué podría pedírselo a Dios a cambio de eso? Para verte, para sentirte tal como quisiera, necesito dejar el mundo de las gentes, borrar los cuadros de las calles y las caras amargas de las gentes que siempre están luchando en vano, siempre encerradas en sus casas y en sus trabajos, sin remedio. Y el cielo parece estar muy lejos de todos nosotros. Sólo cuando voy al campo te encuentro, te veo claramente y me olvido de todo el mundo. Sólo entonces, amorcito, vuelvo a sentir que hay algo muy, muy querido y hermoso en mis pensamientos. Algo que comienza entre el ruido de los árboles y las hojas, y el silencio que viene después y que va a acabar en tu corazón. Entonces es cuando te veo y te amo más. |
Pedro Páramo de Juan Rulfo
-Murió -¿Ya murió? ¿Y de qué? - No supe de qué. Tal vez de tristeza. Suspiraba mucho. -Eso es malo. Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace. |
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El Llano en llamas de Juan Rulfo
No tenía ganas de nada. Solo de vivir. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como sólo las puede sentir un recién resucitado
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
-Este mundo, que lo aprieta uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre. ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué se nos ha podrido el alma?
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro. |
El Llano en llamas de Juan Rulfo
El tiempo es más pesado que la más pesada carga que puede soportar el hombre.
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Cartas a Clara de Juan Rulfo
Tú eres ahora mi sueño. El mejor y el más hermoso de mis sueños. Un sueño que se puede tocar; que tiene ojos que lo miran a uno y boca tibia y dulce que lo hace a uno amar más la vida. Que tiene corazón y un alma noble y amiga en quien uno puede poner toda su fe.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Nadie puede durar tanto, no existe ningún recuerdo por intenso que sea que no se apague.
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
—¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido. Pagué con eso la deuda de encontrar a mi hijo, que no fue, por decirlo así, una ilusión más; porque nunca tuve ningún hijo. Ahora que estoy muerta me he dado tiempo para pensar y enterarme de todo. |
Pedro Páramo de Juan Rulfo
Oía de vez en cuando el sonido de las palabras, y notaba la diferencia. Porque las palabras que había oído hasta entonces, hasta entonces lo supe, no tenían ningún sonido, no sonaban; se sentían; pero sin sonido, como las que se oyen durante los sueños
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Pedro Páramo de Juan Rulfo
Lo que pasa con estos muertos viejos es que en cuanto les llega la humedad comienzan a removerse. Y despiertan
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Cartas a Clara de Juan Rulfo
Yo ye libraré del miedo de ese temor tuyo por lo que pueda venir. Yo no soy muy fuerte; pero el cariño que te tengo sí es fuerte y grande y no se acaba. Es como un árbol que ha enraizado mucho en esa tierra que eres tú y de la cual me será difícil desprenderme ya. Y porque eres así, como la tierra, noble y hermosa y llena de prodigios, por eso no podré olvidarte. Pasarán las peores cosas, los peores días y también los ratos en los cuales uno se siente muy infortunado, pero tú siempre estarás allí, como la luna en la noche, acabando con las malas impresiones del día. Tú siempre y en cada instante, muchachita de los ojos llenos de ternura, estarás allí, permanecerás siempre conmigo. No, no tengas temor, ya te llevo aquí, honda y cuidadosamente guardada, en el lugar donde te digo que todos dicen que tenemos corazón. Y lucharé por ti; lucharé contra todo, por ti.
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Cartas a Clara de Juan Rulfo
¡Yo te amo! En el cáliz. En la aurora. Debajo del Septentrión más absoluto. Allí donde la soledad une a los hombres. Allí te amé. Allí encontré tu imagen. Allí te dije: "esto es lo que ha estado esperando mi esperanza"... Y me entregué. Dejé al fugitivo entre sus redes falsas. Me deshice de mi tiempo y de mi espacio. Creí en algo. Ya cuando la fé me había desamparado. Nadie podrá tocar tu nombre ni matar mi nombre. Nadie podrá mirarte, sin herir mi corazón de amante. |
Cartas a Clara de Juan Rulfo
Fueron y vinieron, teniéndole algo de temor a la gente. Digo algo, porque tú me has sacudido un poco el polvo; es decir tú, a través del amor que le has despertado a uno, me has hecho menos temeroso de enfrentarme con las cosas y los trabajos de los días entre un mundo de gente extraña.
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Cartas a Clara de Juan Rulfo
Te voy a dar un consejo antes que nada: no te enamores nunca, porque duele, duele; duele aquí donde la gente dice que tenemos el corazón. Y a mí no me gustaría que sufrieras, antes por el contrario, que fueras feliz siempre, por todos los siglos de los años eternos. Amén.
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Cartas a Clara de Juan Rulfo
Sabes, estaba yo pensando hace ratito que tú eres como el mar... Bueno, pero esto no es una carta de amor, es una carta de negocios. Estoy tratando de resolver nuestro negocio, el tuyo y el mío, para que los dos tengamos algo que ganar, yo más que tú, porque yo te gano a ti, y tú, en cambio, sólo lograrás obtener a este muchacho desorientado y enfermo, no tan desorientado que digamos, pero sí muy enfermo de amor por ti.
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Gregorio Samsa es un ...