Cartas a Clara de Juan Rulfo
¡Yo te amo! En el cáliz. En la aurora. Debajo del Septentrión más absoluto. Allí donde la soledad une a los hombres. Allí te amé. Allí encontré tu imagen. Allí te dije: "esto es lo que ha estado esperando mi esperanza"... Y me entregué. Dejé al fugitivo entre sus redes falsas. Me deshice de mi tiempo y de mi espacio. Creí en algo. Ya cuando la fé me había desamparado. Nadie podrá tocar tu nombre ni matar mi nombre. Nadie podrá mirarte, sin herir mi corazón de amante. |