Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] reina demasiada maldad en este siglo, y quiero alejarme definitivamente del trato con los hombres. [...]
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] reina demasiada maldad en este siglo, y quiero alejarme definitivamente del trato con los hombres. [...]
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] excesiva complacencia de un corazón que no hace del mérito ninguna diferencia; quiero que se me distinga, y hablándoos con franqueza, ser amigo del género humano no me cuadra en absoluto.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] y me castigaría si alguna vez la volviese a querer. Hela aquí. Mi enojo crece al acercarse; voy a reprocharle cruelmente su maldad, a confundirla por completo y a brindaros después un corazón totalmente libre de sus traidores hechizos.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
No, perdonadme; mi espíritu está invadido por demasiadas inquietudes. Id vos a verla y dejadme solo, en este rincón oscuro, con mi tremenda pena.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] voy a huir del abismo en que triunfan los vicios y a buscar en la tierra en lugar retirado donde pueda permitirme la libertad de ser un hombre de honor.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] Los hombres, ¡pardiez!, son así. ¡La vanidad los arrastra a semejantes actos! ¡En este concluye la buena fe, el virtuoso favor, la justicia y el honor que uno encuentra entre ellos! Vamos; ya he soportado demasiado los sinsabores humanos; marchémonos de este bosque o de esta madriguera. Puesto que vivir entre hombres es vivir ¡felones!, entre fieras, no volveré jamás a convivir con mis semejantes.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] Ya sé que sobre la pasión no hay poder algunos; que el amor quiere siempre vivir sin ataduras, que no se penetra nunca a la fuerza en un corazón ajeno, y que toda alma libre de aceptar un dueño. Por eso, no tendría yo motivo de queja si vuestra persona se hubiera conducido sin fingimientos, rechazando mis aspiraciones desde el primer momento; mi corazón no hubiera hecho más que culpar de ello al destino. Mas ver mi ardor alentado por un estímulo engañoso ya es traición, es una perfidia, que no podría nunca sufrir un castigo demasiado severo, y puedo permitirle todo a mi resentimiento. [...]
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] no en vano se alarmaba mi pasión; con esas frecuentes inquietudes, a menudo odiosas, sospechaba yo el infortunio que al fin he encontrado; y, pese a todas vuestras protestas y a vuestros conocidos fingimientos, mi astro me indicaba lo que debía temer. [...]
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
Mi estado de ánimo me impulsa a vivir como desterrado. El cielo, al darme la vida, no me ha proporcionado un alma con los aires cortesanos. No tengo las virtudes exigibles para triunfar y abrirme paso en ella. Ser franco y sincero es mi único mérito; no sé engañar a los hombres cuando hablo, y quien no posea además el don de ocultar lo que piensa debe residir lo menos posible en este país. [...]
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] y la conclusión fue que haríais bien en preocuparos algo menos de los actos ajenos y bastante más de los vuestros; que debe uno mirarse mucho antes de decidirse a condenar a los semejantes; que hay que poner el contrapeso de una vida ejemplar en las correcciones que uno intente hacer de los otros, y que es preferible por lo demás, en último caso, dejar la tarea en manos de quienes el cielo ha confiado tal misión.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
ORONTE. -Yo sostengo que mis versos son buenos. ALCESTE. -Para ello, sin duda, tenéis muchas razones; pero no debéis encontrar mal que yo pueda tener otras capaz de obligarme a que no me someta a las vuestras. ORONTE. -Me basta con saber que a algunos les gustan. ALCESTE. -Esos otros dominan el arte de fingir, y yo no. |
Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] le decía yo ante unos versos de su cosecha, que los hombres galantes deben dominar por todos los medios el afán que sienten de escribir; que hay que refrenar las grandes impaciencias que puedan sentirse por hacer públicos tales entretenimientos, y que el hombre que se deja arrastrar por el deseo de mostrar sus creaciones, se expone siempre a desempeñar malos papeles.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] pero la amistad requiere algo más de misterio; y es, probablemente, profanar su nombre en alguna medida, quererla fundar en cualquier ocasión. Antes de intimar, debemos conocernos mejor; podríamos tener tales complejidades que nos arrepintiéramos de nuestro compromiso.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
No; mi aversión es general, y odio a todos los hombres. A unos, porque son malos y dañinos, porque son complacientes con los malos y porque no sienten por ellos ese odio enérgico que debe producir el vicio en las almas virtuosas. No puedes imaginar cómo se nota el injusto exceso de esa complacencia en el malvado absoluto con quien pleiteo. A pesar de la máscara, se adivina por completo el traidor; es conocido en todas partes por muchas cosas de las que puedes suponerte; aunque su caída de ojos y su tono suave lleguen a imponerse a las gentes que no son de aquí. [...]
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] Mis ojos están demasiado heridos, y la corte y la ciudad solo me ofrecen motivos que revuelvan mi bilis; caigo en un humor negro, en una honda pena cuando veo convivir a los hombres como ahora lo hacen; no encuentro por todas partes más que indigna adulación, injusticia, interés, traición y bellaquería; no puedo contenerme, siendo rabia, y mi deseo es decirle las verdades a todo el género humano.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
[...] debiera castigarse sin piedad ese comercio vergonzoso de fingidas amistades. Quiero que el hombre sea hombre, y que en cualquier momento se revele el fondo de nuestro corazón en nuestras palabras, debiendo ser él quien hable, sin que sus sentimientos se ocupen jamás bajo vanos cumplidos.
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Tartufo,-Avaro, El.-Misantropo, El de Jean-Baptiste Poquelin
¿Qué provecho se saca con que un hombre os acaricie, os jure amistad, fe, celo, aprecio, cariño, y haga de vos excesivos elogios, si os consta que hace lo mismo con cualquier ganapán? No, no; no hay un alma mínimamente elevada que desee una estimación tan prostituida, y la más gloriosa y seducida por tales regalos no se siente complaciente cuando se ve mezclada con todo el universo. La estimación tiene como base alguna preferencia, y estimar a todo el mundo es no estimar a nadie.
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