Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de
Jane Smiley
Yo era lo que habría podido calificarse de bicho raro: ni podían venderme a buen precio ni estaba destinada a las rebajas. No sabía servirme de una aguja de coser ni tampoco tocar un instrumento, no tenía ni idea de como se hace pan ni de cocinar, no se podía confiar en mi para que lavara la ropa el día de la colada o encendiera el fuego de la cocina. Mis gustos seguían otros derroteros, pero no por ello dejaban de ser inútiles; sabía cabalgar a horcajadas de un caballo con montura o sin ella, podía recorrer andando kilómetros y kilómetros sin cansarme y sabía nadar ; de hecho había cruzado a nado el rio en toda su anchura ; sabía cebar un anzuelo y atrapar peces, sabía escribir una carta con letra clara, y había sabido enzarzarme en una animada discusión con mi hermana Miriam, que tenia una especial debilidad por la polémica.