Heredarás la tierra de Jane Smiley
Ellos pusieron las reglas que debemos seguir todos. ¡Que las sigan también!
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
Ellos pusieron las reglas que debemos seguir todos. ¡Que las sigan también!
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La mejor voluntad de Jane Smiley
¡Hay algo en ti y en mí que el otro tiene que ver! Si nos acercamos demasiado, se desenfocará y no lo veremos.
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La mejor voluntad de Jane Smiley
Había un interés ahí que me pregunto si he sentido yo alguna vez, el interés de un espectador que no radica en la aprobación o la desaprobación. A ella le gusta ver a Annabel actuar. A mí me gusta ver a Tom actuar como es de bido. En aquel momento parecían ope rar causa y efecto: si hubiese esperado más de Annabel, Annabel se habría com portado mejor. Pero ahora, aunque lo sé, siento envidia de su placer, como envi dias a un amigo que crees que ya no tiene edad para amoríos y se enamora de nuevo, o prueba un licor delicioso y extraño que no está al alcance de tu bolsillo.
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
¡Así que lo único que tengo es la certeza de que vi! De que vi sin miedo y sin apartar la cara, y de que no perdoné lo imperdonable. El perdón es un acto reflejo cuando no puedes soportar lo que sabes. Yo me resistí a ese reflejo. Ese es única, sola y exclusivamente mi logro.
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
La gente guarda secretos cuando los demás no quieren oír la verdad.
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La mejor voluntad de Jane Smiley
Pero nos recostamos en el asiento y nos miramos fijamente el uno al otro, porque de pronto la vida de nuestro pe queño, que habíamos visto siempre como anidada en las nuestras, parte in cluso, de algún modo, de lo que había mos hecho y visto antes de él, se nos apa rece como debe de aparecérsele a él, vasta, completa.
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
La carga de su mirada representaba diecisiete años de saber implícitamente, que se había casado por encima de su nivel y se había visto obligado a demostrar que sus habilidades eran dignas de mil acres, no de ciento sesenta.
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Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de Jane Smiley
Tengo la impresión de que escribo a los personajes de un sueño, tan distante e increible me parece ahora el Territorio de Kansas visto desde aquí.
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La edad del desconsuelo de Jane Smiley
"Tengo treinta y cinco años y creo que he alcanzado la edad del desconsuelo (…). Es por lo que sabemos, ahora que - a nuestro pesar - hemos dejado de pensar en ello. No es solo que sepamos que el amor se acaba, que nos roban a los hijos, que nuestros padres mueren sintiendo que sus vidas no han valido la pena. No es solo eso (…) Es más bien que las barreras entre nuestras propias circunstancias y las del resto del mundo se han derrumbado a pesar de todo, a pesar de toda la educación recibida."
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La mejor voluntad de Jane Smiley
Tengo tiempo de sobra para plantearme hasta qué punto la paternidad me ha convertido en un actor, y uno bueno. Como cualquier otro papel, me ha permitido explorar y ex presar sentimientos nuevos, y cuando me preparo para uno de esos momentos dramáticos de la paternidad, como ahora, tengo siempre la sensación de derrapar.
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
Veo que se coge lo que se quiere porque se quiere y luego se elabora algo que justifica lo que se hizo. Veo que otros pagan los platos rotos, luego se encubre todo y se olvida el precio que se pagó.
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
Una granja es más que una persona. Una persona no puede estropear una granja que un montón de gente ha levantado a costa del sudor y del hambre -Harold comenzó a bufar de ira- Si hubieraís sido varones, lo entenderíaís. Las mujeres no pueden entenderlo.
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Heredarás la tierra de Jane Smiley
Se lo que es esto. Sé que su cara es un océano negro y que siempre siempre siempre existe la tentación de ahogarse en ese océano, de capitular y hundirse.
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Un amor cualquiera de Jane Smiley
Sabía que me estaban mirando desde la ventana y yo hacía lo posible por centrarme y andar con normalidad, pero la perspectiva de verlos me hizo perder literalmente el equilibrio. Hay cosas que podemos hacer sin problema en nuestra familia - comer tranquilamente, prestar dinero, contar secretos - pero cuando nos juntamos, los ecos del pasado nos desbordan.
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Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de Jane Smiley
-¿Por qué me hace tantas preguntas? -me dijo- No había encontrado nunca una blanca que me hiciera tantas preguntas. -Mi marido era abolicionista -le dije- y yo conocía a muchos abolicionistas en Kansas pero, aunque pensaban lo que pensaban de la esclavitud, la mayoría había conocido a pocos esclavos. Si hago tantas preguntas es sólo para enterarme. |
Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de Jane Smiley
Kansas es un sitio diferente, incluso diferente de Missouri, Allí no hay quien le pare los pies a nadie. Todo lo que se construye en el Este, en Kansas no tiene validez alguna. Si tu y yo vamos juntas a Kansas, una blanca y una negra, alguien nos parará, porque allí hay tres tipos de gente: los que están a favor de la esclavitud, los que están en contra y los que no quieren esclavitud pero tampoco quieren negros.
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Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de Jane Smiley
Esposo, ahora estás en el Oeste, no en Boston. ¿No te das cuenta de que la gente odia a los abolicionistas? Los abolicionistas son esos que ...que...que no paran de levantar las piedras del suelo.para mostrar a todo el.mundo lo que hay debajo, para que lo mire y, lo que es peor, lo huela y lo toque. Los abolicionistas no dejan en paz a la gente. Y en el Oeste eso no gusta.
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Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de Jane Smiley
Yo era lo que habría podido calificarse de bicho raro: ni podían venderme a buen precio ni estaba destinada a las rebajas. No sabía servirme de una aguja de coser ni tampoco tocar un instrumento, no tenía ni idea de como se hace pan ni de cocinar, no se podía confiar en mi para que lavara la ropa el día de la colada o encendiera el fuego de la cocina. Mis gustos seguían otros derroteros, pero no por ello dejaban de ser inútiles; sabía cabalgar a horcajadas de un caballo con montura o sin ella, podía recorrer andando kilómetros y kilómetros sin cansarme y sabía nadar ; de hecho había cruzado a nado el rio en toda su anchura ; sabía cebar un anzuelo y atrapar peces, sabía escribir una carta con letra clara, y había sabido enzarzarme en una animada discusión con mi hermana Miriam, que tenia una especial debilidad por la polémica.
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Las fabulosas aventuras de Lidie Newton de Jane Smiley
No entiendo de dónde ha salido usted, Missy. De un sueño, diría yo.
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Gregorio Samsa es un ...