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Maze Runner 2. Prueba de fuego de James Dashner
-¿Ya terminaste con las preguntas? -repuso el muchacho.- No hay buenas respuestas. Por lo menos, no todavía. Mejor que no hables y acepta el cambio que ya llegará mañana.
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Calificación promedio: 5 (sobre 523 calificaciones)
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Maze Runner 2. Prueba de fuego de James Dashner
-¿Ya terminaste con las preguntas? -repuso el muchacho.- No hay buenas respuestas. Por lo menos, no todavía. Mejor que no hables y acepta el cambio que ya llegará mañana.
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Maze Runner 1. El corredor del laberinto de James Dashner
Oyó unos ruidos —unas voces— y el miedo le oprimió el pecho. —Mirad a ese pingajo. —¿Cuántos años tiene? —Parece una clonc con camiseta. —Tú sí que eres imbécil, cara fuco. —¡Tío, aquí abajo huele a pies! —Espero que hayas disfrutado del viaje de ida, verducho. —No hay billete de vuelta, chaval. |
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El código de CRUEL de James Dashner
Uno debe conocer el problema mejor que la solución o, de lo contrario, la solución se convierte en el problema.
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Las pruebas de James Dashner
—El Laberinto era parte de las Pruebas. No se os lanzó ninguna Variable que no sirviera para el propósito de nuestra colección de patrones en la zona letal. Vuestra fuga era parte de las Pruebas. Vuestra batalla con los laceradotes, el asesinato de un niño llamado Chuck, el supuesto rescate y el viaje posterior en autobús… Todo era parte de las Pruebas. La ira creció en el pecho de Thomas al mencionar a Chuck. Se había medio levantado antes de saber lo que pasaba; Newt tiró de él para que volviera al suelo. (…) —Todo ha sido parte de las Pruebas, ¿lo entendéis? Era la Fase 1, para ser exactos. Y todavía nos queda mucho para lo que necesitamos. Por eso tenemos que subir la apuesta inicial, y ha llegado la hora de la Fase 2. Es el momento de que las cosas se pongan difíciles. |
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Las pruebas de James Dashner
—¿Duermes con los ojos abiertos? —le preguntó. Thomas intentó sonreír. —No. Tan solo estoy pensando en lo mucho que apesta mi vida. —La mía también. Apesta de lo lindo. Pero me alegro de estar contigo. La afirmación fue tan simple y tan dulce que Thomas cerró los ojos y los apretó con fuerza. Todo el dolor de su interior se transformó en algo hacia Brenda, casi como lo que había sentido por Chuck. Odiaba a la gente que le había hecho aquello, odiaba la enfermedad que había provocado aquella situación y quería hacer las cosas bien. Al final volvió la mirada. —Yo también me alegro. Estar solo hubiera sido muchísimo peor. |
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Maze Runner 1. El corredor del laberinto de James Dashner
Durante varios segundos, Thomas sintió que el mundo se había quedado congelado. Un gran silencio siguió al ruido atronador que emitió la puerta al cerrarse y un velo de oscuridad pareció cubrir el cielo, como si hasta el sol se hubiera asustado de lo que acechaba en el Laberinto. El ocaso había llegado y las gigantescas paredes parecían lápidas en un cementerio para gigantes, plagado de hierbajos. Tomas se recostó sobre la roca áspera, abrumado por la incredulidad ante lo que acababa de suceder. Aterrorizado por las consecuencias que podía tener.
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Maze Runner 1. El corredor del laberinto de James Dashner
Si me queréis mandar a la cárcel por intentar salvarle la vida a alguien, adelante. La próxima vez, prometo señalarles con el dedo, reírme y luego irme a comer la cena de Fritanga.
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Maze Runner 3. La Cura Mortal de James Dashner
—¿Crees que me importáis una mierda tú y tu sofisticado trabajo en CRUEL? No sois los primeros que vienen aquí dándose aires de superioridad como si este sitio fuera suyo. ¿Queréis venir a pasar el rato con los raros? ¡Faltaría más! Sobre todo después de o que ha pasado últimamente —se apartó e hizo un gesto exagerado de bienvenida—. Disfrutad de vuestra estancia en el Palacio de los Raros. No se admiten devoluciones ni cambios en caso de perder un brazo o un ojo.
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Maze Runner 3. La Cura Mortal de James Dashner
No respondió de inmediato. Thomas habría dado cualquier cosa por estar dentro de su cabeza, pero no como antes. Por un instante, se puso triste; sabía que habían pasado muchísimas horas juntos de las que ya no tenía ningún recuerdo. Habían llegado a ser mejores amigos. —Si pudiéramos hacer algo —dijo finalmente—, me gustaría que volvieras a confiar en mí. Sé que podemos convencer a Aris y a los demás para que nos ayuden. Se sienten igual que yo. |
Gregorio Samsa es un ...