El infinito en un junco de Irene Vallejo
...El susurro de los libros, pensé, es distinto en cada época...
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
...El susurro de los libros, pensé, es distinto en cada época...
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Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo
Objetos que rozan la perfección, los libros han sido botes salvavidas para nuestro tesono de palabras en los naufragios del tiempo.
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
La paradoja es que, después de todo, los romanos fueron originales. Crearon un mestizaje sin precedentes. Por primera vez una civilización adoptó una literatura extranjera, la leyó, la conservó, la tradujo, la cuidó y la amó por encima de las barreras chovinistas. En Roma se anudó un hilo que todavía nos entreteje con el pasado y con otras culturas, lenguas, horizontes. Por encima del mismo, como funambulistas, caminan de un siglo a otro las ideas, los descubrimientos de la ciencia, los mitos, los pensamientos, los sentimientos, además de los errores (que también inspiran). Algunos resbalan y caen; y otros logran mantener el equilibrio (estos últimos son los clásicos).
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El futuro recordado de Irene Vallejo
Somos seres sedientos de palabras. De las palabras que alivian, que extinguen el miedo, que calman. En todas las épocas hemos buscado en ellas la curación de nuestras turbulencias anímicas.
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El futuro recordado de Irene Vallejo
Si empieza a parecer posible, deja de ser lo que queríamos. esta es la ley de la dinámica de nuestras pasiones.
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El silbido del arquero de Irene Vallejo
Otra flecha, y otra más, pasan veloces sin acertar a nadie. La última surca el aire cerca de mí. Su silbido es la canción de la muerte en combate, el mortal canto que, una vez oído, nunca se olvida.
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El futuro recordado de Irene Vallejo
Me fascina desde niña observar a los artesanos hábiles: los gestos precisos, el ritmo exacto de las manos, el silencio absorto
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
La invención de los libros ha sido tal vez el mayor triunfo en nuestra tenaz lucha contra la destrucción (…) Debemos a los libros la supervivencia de las mejores ideas fabricadas por la especie humana.
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Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo
A través de los libros, anidamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada. Y, en un mundo narcisista y ególatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos. Leer nunca ha sido una actividad solitaria, ni siquiera cuando la practicamos sin compañía en la intimidad de nuestro hogar. Es un acto colectivo que nos avecina a otras mentes y afirma sin cesar la posibilidad de una comprensión rebelde al obstáculo de los siglos y las fronteras. Por el camino del placer, sobre los abismos de las diferencias, la lectura ofrece puentes colgantes de palabras. |
El infinito en un junco de Irene Vallejo
Historia de los libros, en un viaje a través del tiempo, desde Alejandro Magno a la actualidad. Muy ameno, con datos y anécdotas muy interesantes.
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
En la bruma de cada mañana, cuando me aventuraba a las calles borrosas, sentía que la ciudad entera gravitaba sobre un mar de libros, igual que una alfombra mágica en pleno vuelo.
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
Milenios antes del multiperspectivismo contemporáneo, el primer historiador griego comprendió que la memoria es frágil, evanescente, y que cuando alguien evoca su pasado deforma la realidad para justificarse o encontrar alivio. Por eso, como en Ciudadano Kane, como en Rashomon, nunca llegamos a conocer la verdad más profunda, sino solo sus atisbos, sus variantes, sus versiones, su alargada sombra, sus infinitas interpretaciones.
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
Los más de diez mil bibliotecarios que trabajan en España alimentan nuestra adicción a las palabras. Son los guardianes de la droga. A ellos les confiamos la suma de nuestros conocimientos y nuestros sueños, desde los cuentos de hadas a las enciclopedias, desde los opúsculos eruditos a los cómics más canallas.
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Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo
Presos de la prisa, hemos arrinconado la educación de la paciencia
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
En tiempos de palabras aladas, la literatura era un arte efímero...
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
...Toda biblioteca es un viaje; todo libro es un pasaporte sin caducidad...
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El silbido del arquero de Irene Vallejo
He aprendido que la misma persona puede encarnar la máscara del triunfo y el rostro de la derrota.
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El silbido del arquero de Irene Vallejo
Sí, mis hombres están contentos porque vivimos. El mar no ha arrastrado hasta aquí ningún cadáver, de momento no lloramos a nadie. Y un náufrago siempre es un hombre alegre, al menos hasta que se detiene a pensar.
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El futuro recordado de Irene Vallejo
Gracias a los libros, habitamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada
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El infinito en un junco de Irene Vallejo
Nuestra piel es una gran página en blanco; el cuerpo, un libro. El tiempo va escribiendo poco a poco su historia en las caras, en los brazos, en los vientres, en los sexos, en las piernas. Recién llegados al mundo, nos imprimen en la tripa una gran O, el ombligo. Después, van apareciendo lentamente otras letras. Las líneas de la mano. Las pecas, como puntos y aparte. Las tachaduras que dejan los médicos cuando abren la carne y luego la cosen. Con el paso de los años, las cicatrices, las arrugas, las manchas y las ramificaciones varicosas trazan las sílabas que relatan una vida.
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¿En que trabaja Kote?