Expiación de Ian McEwan
Sabía lo que exigían de ella. No una simple carta, sino una nueva crónica, una expiación, y estaba preparada para redactarla.
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Expiación de Ian McEwan
Sabía lo que exigían de ella. No una simple carta, sino una nueva crónica, una expiación, y estaba preparada para redactarla.
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Chesil Beach de Ian McEwan
Pensaba que era un joven original. Distinto a todas las personas que ella había conocido. Siempre llevaba un libro en rústica, por lo general de historia, en el bolsillo de la chaqueta, por si acaso se encontraba en una cola o en una sala de espera. Marcaba lo que leía con un lápiz.
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Máquinas como yo de Ian McEwan
Nuestras ambiciones fluctuaban –más, alto, más bajo- gracias a un mito de la creación hecho realidad.
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Chesil Beach de Ian McEwan
Cruzara la frontera que cruzase, siempre había otra nueva esperándola. Cada concesión que hacía aumentaba la exigencia, y luego el desencanto. (…) Quería estar enamorada y ser ella misma. Pero para ser ella misma tenía que decir que no a cada paso. Y entonces ya no era ella.
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Amor perdurable de Ian McEwan
La comprensión narrativa de un relato nos engatusa con finales felices para que olvidemos que la tensión contenida es como un corrosivo para los sentimientos. Lo mata todo.
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Chesil Beach de Ian McEwan
La ira de Edward encendió la de ella, que pensó de pronto que comprendía el problema común: eran demasiado educados, contenidos, timoratos, daban vueltas de puntillas alrededor del otro, murmurando, susurrando, aplazando, accediendo. Apenas se conocían, y nunca se conocerían por culpa del manto de cuasi silencio amigable que acallaba sus diferencias y les cegaba tanto como les ataba.
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Chesil Beach de Ian McEwan
Le pareció que al ponérselos [pantalones] retornaría al mundo social, a sus obligaciones, a la auténtica medida de su vergüenza. En cuanto se vistiera, iría a buscarla. Por eso se demoraba.
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Chesil Beach de Ian McEwan
cuando susurró la confesión, pensó que las palabras le silbaban dentro de la boca como las de un villano de teatro. Pero era mejor decir que estaba asustada que reconocer aversión o vergüenza.
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Chesil Beach de Ian McEwan
El vocablo "adolescente" aún no había sido acuñado, y nunca se le ocurrió pensar que otra persona pudiera compartir aquella disgregación que sentía y que era a la vez dolorosa y deliciosa.
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Expiación de Ian McEwan
Susurró el nombre de él con la parsimonia de un niño que ensaya sonidos distintos. Cuando él respondió pronunciando el nombre de ella, sonó como una palabra nueva: las sílabas eran las mismas, pero el sentido era diferente. Por último, él dijo las dos sencillas palabras que ni el arte malo ni la mala fe pueden abaratar del todo. Ellas las repitió, con exactamente el mismo leve énfasis en la primera palabra, como si ella fuese la primera en decirlas
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Expiación de Ian McEwan
No era sólo la maldad y las intrigas las que hacían infeliz a la gente, sino la confusión y la incomprensión; ante todo, era la incapacidad de comprender la sencilla verdad de que las demás personas son tan reales como uno. Y sólo en un relato se podía penetrar en esas mentes distintas y mostrar que valían lo mismo. Era la única enseñanza que debía haber en una historia.
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Cáscara de nuez de Ian McEwan
"La venganza descose una civilización. Es el retorno a un miedo visceral y constante" "Mi identidad será mi unica posesión preciosa y verdadera, mi acceso a la única verdad" "La libertad de expresión ya no es libertad, la democracia liberal ya no es el puerto de destino obvio, los robots roban puestos de trabajo la libertad en un estrecho combate con la seguridad, el socialismo caído en desgracia, el capitalismo corrputo, destructivo y caído en desgracia, sin alternativas a la vista". |
Expiación de Ian McEwan
Cómo la culpa depuraba los métodos para torturarse a sí misma, engarzando las cuentas de los detalles en una lazada eterna, un rosario que manosear durante toda la vida.
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Expiación de Ian McEwan
... el mundo social era insoportablemente complicado, con dos mil millones de voces, y los pensamientos de cada cual luchando por poseer igual importancia, y todo el mundo reclamando intensamente el mismo derecho a la vida, y todos pensando que eran seres únicos cuando nadie lo era. Uno podía ahogarse en la intrascendencia.
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Máquinas como yo de Ian McEwan
El presente es el más frágil de los constructos improbables. Podría haber sido diferente. Cualquier parte de él, o todo él, podría ser de otra manera.
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Máquinas como yo de Ian McEwan
Como dijo Schopenhauer sobre el libre albedrío, puede elegir lo que desee, pero no es libre de elegir sus deseos.
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Expiación de Ian McEwan De vez en cuando, totalmente sinquerer , alguien le enseñaba algo sobre si misma |
Expiación de Ian McEwan ¿ Como se describia la tristeza misma, como se pintaba de tal manera que se sintiera su cercania enervante ? |
¿Quién es el autor/la autora de Episodios Nacionales?