El hombre invisible de H.G. Wells
El mundo estalló en millones de puntitos de luz, y de inmediato los acontecimientos posteriores dejaron de interesarle.
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El hombre invisible de H.G. Wells
El mundo estalló en millones de puntitos de luz, y de inmediato los acontecimientos posteriores dejaron de interesarle.
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El hombre invisible de H.G. Wells
A menudo, los grandes o extraños sucesos que trascienden la experiencia humana afectan menos a los hombres y mujeres que los pequeños acontecimientos de la vida cotidiana
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La máquina del tiempo de H.G. Wells
Uno no puede sino preguntarse: ¿regresará alguna vez? Puede que haya retrocedido al pasado y caído entre los salvajes y velludos bebedores de sangre de la Edad de Piedra; (...) ¿O marchó hacia el futuro, hacia alguna de las eras más cercanas, en la que los hombres todavía son hombres pero donde los enigmas de nuestro tiempo están aclarados y sus exasperantes problemas ya resueltos, hacia la madurez de la raza?
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La máquina del tiempo de H.G. Wells
Contemplar las estrellas hizo que, de golpe, mis propias preocupaciones y todos los problemas de la vida terrenal parecieran insignificantes. Pensé en su lejanía insondable y en el lento curso inexorable de sus movimientos, desde el pasado conocido hacia el desconocido futuro. (...) Y durante esas escasa revoluciones , toda la actividad, todas las tradiciones, las organizaciones complejas, las naciones, las lenguas, las literaturas, las aspiraciones e incluso el mero recuerdo del Hombre tal como yo lo conocía, habían sido barridas de la existencia.
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La máquina del tiempo de H.G. Wells
Veía brillar las estrellas sobre mí, pues la noche era transparente. Sentía una especie de cálido bienestar bajo su resplandor. Todas las antiguas constelaciones, sin embargo, habían desaparecido del cielo; ese lento movimiento, que resulta imperceptible a lo largo de cientos de vidas humanas, las había reordenado desde hacía largo tiempo en grupos desconocidos. Pero la Vía Láctea, seguía siendo el mismo banderín harapiento de polvos de estrellas de antaño. Hacia el sur, había una estrella roja muy luminosa, nueva para mí; era más espléndida aún que nuestra verde Sirio. Y, entre esos puntos de luz, un planeta brillante resplandecía amable y constantemente, como el rostro de un viejo amigo.
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La máquina del tiempo de H.G. Wells
Tengo dos flores blancas, ya medio marchitas, para atestiguar que aun cuando la inteligencia y la fuerza habían desaparecido, la gratitud y una mutua ternura aún se alojaban en el corazón del hombre.
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La máquina del tiempo de H.G. Wells
No hay inteligencia allí donde no hay cambio ni necesidad de cambio. Sólo los animales que cuentan con inteligencia tienen que hacer frente a una enorme variedad de necesidades y de peligros. |
La máquina del tiempo de H.G. Wells
La seguridad demasiado perfecta de los habitantes del Mundo Superior los había llevado, en un pausado movimiento de degeneración, a un aminoramiento general de estatura, de fuerza e inteligencia.
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El hombre invisible de H.G. Wells
A medianoche se despertó soñando con enormes cabezas blancas como nabos, con larguísimos cuellos e inmensos ojos azules. Pero, como era una mujer sensata, no sucumbió al miedo y se dio la vuelta para seguir durmiendo.
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La guerra de los mundos de H.G. Wells
La muerte no es cosa tan horrible: es el miedo lo que la hace tan antipática
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La isla del Dr. Moreau de H.G. Wells
El estudio de la Naturaleza vuelve al hombre tan cruel como la propia Naturaleza.
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El hombre invisible de H.G. Wells
Todos los hombres, incluso los más educados, tienen algo de supersticiosos.
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La guerra de los mundos de H.G. Wells
Jamás en la historia de las guerras, había sido tan despiadada y tan completa la destrucción.
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¿En que trabaja Kote?