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A corazón abierto de Elvira Lindo
No se puede regresar a los sitios aquejada de una continua melancolía por lo que ya no existe.
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/Una conversación con ELVIRA LINDO.
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A corazón abierto de Elvira Lindo
No se puede regresar a los sitios aquejada de una continua melancolía por lo que ya no existe.
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A corazón abierto de Elvira Lindo
Mi madre me dijo, qué va a ser de ti, qué va a ser de vosotros. Y no entendí hasta muchos años más tarde el significado de la angustia que acucia a una madre al ser consciente de que va a abandonar a quien todavía no puede salir a la intemperie.
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Una palabra tuya de Elvira Lindo
no quiero ser esa que se toca por las noches en la soledad del cuarto, en la casa que huele a madre con la cabeza perdida, en la casa que huele a falta de limpieza profunda, que huele a hermana que se quitó de en medio, que huele a padre ausente, traidor, a padre que se fue hace tantos años que ya casi ni puedes acordarte y al que ahora comprendes, por muy hijo de puta que sea, él siguió su deseo, él hizo lo que tú querrías hacer todos los días, dar un portazo y hacer otra vida, ser otro, dejarla, dejar a la mujer buena y simple haciendo malabarismos con sus tres ideas, pero tú no puedes, Rosario, tú no tienes esa suerte, y toda la rebeldía se pudre en tu interior, como un niño que no llegara a nacer, tú fuiste lenta y te quedaste la última y tienes que cargar con ella, maricón el último, y a lo mejor, puede que hasta haya un fondo de bondad en tu interior que te impide hacer lo que estás deseando, irte, o tal vez no sea bondad sino cobardía, o es la certeza de que te comerían los remordimientos, ¿será que no existe la bondad sino el remordimiento? Sabes que no serías capaz de vivir pensando que ella, la madre, da vueltas y vueltas por la casa sin saber ya el camino que recorre en esos cuartos, perdida en setenta metros cuadrados,
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Una palabra tuya de Elvira Lindo
De pronto, todo el peso de mi vida, de lo que yo había sido y era para los demás se puso sobre mis hombros, y sentí, ya sé que es absurdo, que no va con mi carácter, pero sentí que a lo mejor aquella loca tenía razón, y que por una vez la generosidad consistía en saltarse las normas y los miedos
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A corazón abierto de Elvira Lindo
la infancia [...] me ha permitido entender que en la melancolía o en la pena siempre hay un recoveco por el que se filtra la alegría. Y que la alegría a su vez ha de estar abierta a la tristeza para no convertirse en un sentimiento estúpido y banal.
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Una palabra tuya de Elvira Lindo
Él, el simplón de Morsa, estaba respirando hondo, sintiendo lo que esa mujer a la que él consideraba infinitamente más inteligente y más sensible que él sería incapaz de sentir en todos los días de su vida. Estaba sintiendo con toda su violencia la belleza de lo que tenía delante de los ojos y la cantidad de olores maravillosos que le producían una tristeza que él nunca había sentido. O ahora o nunca, le iba a decir a Rosario, me iba a decir a mí,
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A corazón abierto de Elvira Lindo
A veces la ficción, al describir a un personaje escuetamente, convierte en estereotipo o en caricatura a una persona compleja, que no cabe en un libro. Mi padre no cabía en dos adjetivos, no cabe en un libro, porque ese hombre áspero y rudo, charlatán, sin duda, que carecía de la malicia de quienes encubren la vanidad con falsa humildad. Ese hombre verborreico y fanfarrón, que a veces podía ser cruel, estaba también incapacitado para el rencor, y no pudiendo resistir las ganas de vernos, nos escribió una carta, una carta sincera y honda, declarando que sus sentimientos estaban por encima de cualquier malentendido literario. Esa carta, que no he podido volver a leer, porque me hace daño, y que provoca en mí una mezcla de remordimiento y de amor, está fotocopiada entre sus papeles, como fotocopiada está su vida entera, en su afán de que nada quedara en el olvido.
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A corazón abierto de Elvira Lindo
Hay traumas que en vez de brotar de una experiencia brutal se cuecen a fuego lento hasta conformar nuestro carácter.
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Algo más inesperado que la muerte de Elvira Lindo
¿Qué voy a hacer si te mueres, qué será de mí?, le preguntó, sentada a su lado, con la cabeza reposando en la mano de él. Serás mi viuda, le dijo. Yo no quiero ser tu viuda, dijo ella. Y él contestó, una mujer que se casa con un hombre treinta años mayor que ella ya se ha hecho a la idea desde el principio.
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Manolito Gafotas de Elvira Lindo
Cuando te ocurre algo malo tienes que pensar que se te pasará aunque tú no lo creas, se te pasara
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?