El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
En la ciudad violenta, resuenan balazos y también tambores: los tambores, ansiosos de consuelo y de venganza, llaman a los dioses africanos. Cristo solo no alcanza.
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El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
En la ciudad violenta, resuenan balazos y también tambores: los tambores, ansiosos de consuelo y de venganza, llaman a los dioses africanos. Cristo solo no alcanza.
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El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos.
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El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
Un hombre de las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela. Antes de morir, le reveló su secreto: -La uva -le susurró- está hecha de vino. Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos”.
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El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros, otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. |
Días y noches de amor y de guerra de Eduardo Galeano
Un solo fusilado puede desencadenar un escándalo mundial: para miles de desaparecidos siempre queda el beneficio de la duda
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Días y noches de amor y de guerra de Eduardo Galeano
los argentinos -dicen-, nos dividimos en: aterrados, encerrados, enterrados y desterrados.
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Días y noches de amor y de guerra de Eduardo Galeano
No me quejo. Con tantas personas perdidas, llorar por cosas sería faltarle el respeto al dolor.
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Los nacimientos de Eduardo Galeano
El Cuzco, la ciudad sagrada, está queriendo volver a ser. Las negras piedras de los tiempos antiguos, muy apretadas entre sí, muy amándose, vencedoras de las furias de la tierra y de los hombres, andan queriendo sacudirse de encima las iglesias y palacios que las aplastan.
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Patas arriba de Eduardo Galeano
Aunque estamos mal hechos, no estamos terminados; y es la aventura de cambiar y de cambiarnos la que hace que valga la pena este parpadeo en la historia del universo, este fugaz calorcito entre dos hielos, que nosotros somos.
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Días y noches de amor y de guerra de Eduardo Galeano
El sistema: que programa la computadora que alarma al banquero que alerta al embajador que cena con el general que emplaza al presidente que intima al ministro que amenaza al director general que humilla al gerente que grita al jefe que prepotea al empleado que desprecia al obrero que maltrata a la mujer que golpea al hijo que patea al perro. |
El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
Celebración de la voz humana 1 Los indios shuar, los llamados jíbaros, cortan la cabeza del vencido. La cortan y la reducen, hasta que cabe en un puño, para que el vencido no resucite. Pero el vencido no está del todo vencido hasta que le cierran la boca. Por eso le cosen los labios con una fibra que jamás se pudre. |
El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
Celebración de las bodas de la razón y el corazón ¿Para qué escribe uno, si no es para juntar sus pedazos? Desde que entramos en la escuela o la iglesia, la educación nos descuartiza: nos enseña a divorciar el alma del cuerpo y la razón del corazón. |
La canción de nosotros de Eduardo Galeano
Somos libres de ser lo que se nos ocurra ser. El destino es un espacio abierto y para llenarlo como se debe hay que pelear a brazo partido contra el quieto mundo de la muerte y la obediencia y las putas prohibiciones.
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La canción de nosotros de Eduardo Galeano
Ya habrá tiempo para estar tristes. Años para estar tristes. Y toda la muerte, que es tan larga. Ahora no. No tenemos derecho.
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La canción de nosotros de Eduardo Galeano
Muchas veces me moría pensando que no iba a verte. Pero moría la muerte cada vez que te veía
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La canción de nosotros de Eduardo Galeano
Ahora yo no sé si vas a poder leer esta carta, pero igual siento como una necesidad de decirte que yo contigo he sido más feliz de lo que los libros dicen que se puede.
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El libro de los abrazos de Eduardo Galeano
No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.
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Gregorio Samsa es un ...