El amante de lady Chatterley de
D. H. Lawrence
Los debates, las discusiones, eran lo más importante: el amor, la relación carnal era sólo una especie de retroceso primitivo un tanto decepcionante. Después, una estaba menos enamorada del muchacho, y se sentía un poco inclinada a odiarle; como si hubiese transgredido la intimidad y la libertad interior. Porque, naturalmente, siendo chica, toda la dignidad y sentido de la vida estaban en la realización de la absoluta, perfecta, pura y noble libertad. ¿Qué otro sentido tenía la vida de una joven, sino el de sacudirse las viejas y sórdidas relaciones y sujeciones? Y aunque se la cargase de sentimentalismo, la cuestión sexual era una de las más antiguas y sórdidas relaciones y sujeciones. Los poetas que la glorificaban eran hombres en su mayor parte. Las mujeres habían sabido siempre que existe algo que es mejor, más elevado. Y ahora lo sabían más claramente que nunca. La hermosa y pura libertad de una mujer era infinitamente más maravillosa que cualquier amor sexual.