El amante de lady Chatterley de D. H. Lawrence
¡Pero así son los hombres! Desagradecidos y nunca satisfechos. Si no los complaces, te odian porque no consientes; y cuando les complaces, te odian por cualquier otro motivo. O sin ningún motivo, salvo el de que son niños descontentadizos, y nada les satisface, hagas lo que hagas.
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