Memento mori de César Pérez Gellida
Planificacion, paciencia y procedimiento, las tres “pes” eso era infalible
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Memento mori de César Pérez Gellida
Planificacion, paciencia y procedimiento, las tres “pes” eso era infalible
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Todo lo mejor de César Pérez Gellida
La vida es cruel, incluso cuando se disfraza de benevolencia y nos consiente cumplir nuestros sueños
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Todo lo mejor de César Pérez Gellida
Uno no puede entrar en el infierno y pretender salir sin quemarse las pestañas.
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Todo lo mejor de César Pérez Gellida
en el capitalismo el hombre es explotado por el hombre y en el comunismo es justo al contrario.
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Todo lo mejor de César Pérez Gellida
Llorar es síntoma de debilidad y los débiles son cadáveres que todavía no han encontrado su ataúd.
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Khimera de César Pérez Gellida
Avanzaban pegados a la pared de la izquierda cuando creyeron escuchar un rumor que parecía ir ganando en intensidad y que venía en dirección opuesta a la suya. Se pararon para verificar la procedencia. El murmullo no tardó en convertirse en griterío justo antes de ser interrumpido por el inconfundible sonido de los disparos y estallidos intermitentes. El mercenario se fijó en que los fogonazos eran todavía tenues.
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Khimera de César Pérez Gellida
Se cumplía el primer año de contienda y, aunque la sombra de la guerra ya alcanzaba casi toda la superficie de la Tierra, bien podría hablarse de cinco grandes focos de actividad bélica.
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Konets de César Pérez Gellida
Tengo que volver a concentrarme en mi tarea, pero una estridente carcajada desvía de nuevo mi atención. Se ha fabricado en la garganta del mercenario senegalés, el topo que nos ha colado la Asamblea y que ha conseguido introducir el malware que ha abierto las puertas de Lukomorie a los centinelas.
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Cuchillo de palo de César Pérez Gellida
A esas alturas, colgado por los pies de la viga maestra, maniatado y amordazado, tenía la certeza de que iba a morir. Las únicas incógnitas que le faltaban por despejar eran cuándo y, sobre todo, cómo. |
Memento mori de César Pérez Gellida
El vaho no le permite ver con nitidez a través de la bolsa a pesar de ser transparente. El calor y la humedad se manifiestan en forma de sudor que nace en la frente y discurre por la cara en varios afluentes para terminar desembocando en el calcetín que tiene metido en la boca, hasta la campanilla. Hace ya tiempo que a Mercedes no le queda fuerza física ni psíquica como para pensar en que va a poder liberarse de la silla de madera en la que está sentada.
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Dies irae de César Pérez Gellida
Sancho había llegado, como de costumbre, con algunos minutos de antelación y se había sentado en una mesa frente a un gran ventanal del que se descolgaban dos grandes cortinones de un rojo corinto. Desde allí, podía contemplar la magnífica postal de aquella singular plaza abierta al mar, la más grande de Europa. En aquel lugar de dorada atmósfera costumbrista, se mezclaban los olores a café intenso, a cuero centenario y a madera de alto linaje.
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Dies irae de César Pérez Gellida
Como relataban los psiquiatras en su informe, los primeros días de esos soldados, realmente los primeros días para cualquiera que se encuentra en las turbulencias de una guerra, suceden entre el miedo y el pánico por lo que ocurre alrededor.
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Consummatum est de César Pérez Gellida
No merece la pena morir. No así. No después de todo. Le gustaría pedir clemencia, pero sabe que sería inútil. Ahora, percibe el olor de su propio sudor, pero ya nada importa.
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Consummatum est de César Pérez Gellida
Escucha otro disparo que precede a un silencio perturbador. Quiere aprovechar la coyuntura para gritar con todas sus fuerzas, pero o no le sale la voz o no logra escucharse.
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Mutatis mutandis de César Pérez Gellida
Aquello no se ajustaba a las normas del juego y su instinto le empujó a recurrir a la persona que más y mejor conocía el funcionamiento de la mente criminal.
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Sarna con gusto de César Pérez Gellida
Por grande que parezca el ruedo, el toro siempre termina desangrado.
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Gregorio Samsa es un ...