Catriona Ward se marca un quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos espectacular. Y es que no solo desempolva una noticia real sobre experimentos conductuales en perros dirigidos por control remoto sino que además nos plantea una reflexión tremendamente humana: ¿Quién soy yo? ¿Qué hace que yo sea como soy? ¿Puedo cambiar mi forma de ser?
Y ahí es donde entra la definición de Sundial (reloj de sol), que como se dice en el libro “es un reloj enorme que va contando vidas, tiempo, días”. Ward nos lo cuenta a través de Rob, situada en el centro del ese reloj de sol donde primero es hermana, y luego hija, y adolescente, y universitaria, y esposa, y madre, y profesora y vecina. Y cada uno de sus “yoes” es una hora distinta de una misma persona, Rob.
El círculo y el espejo.
Si para Marisol la vida es una tómbola, para Catriona es una rueda o un ciclo o un reloj. La sensación de reloj que va marcando cada una de las horas o etapas de nuestra vida rezuma por todo el libro. Una historia contada desde el punto de vista de 5 mujeres: Rob actual y Rob ahora, su hermana Jack, Callie y Mía, hijas de Rob y Mía, una mujer casada con el padre de Rob. Entre ellas se produce un juego de amor y odio continuo, de encuentros y desencuentros que nos dejan ver un pasado oscuro, turbio y con un giro final bastante del estilo de Ward.
Un libro de mujeres.
Me encanta que Catriona haya desarrollado tan bien los personajes femeninos, porque Sundial es un libro de mujeres, y de cómo se relacionan las mujeres con otras mujeres.
También me parece muy interesante tratar el tema de la adolescencia pues es una etapa confusa de por sí donde la pregunta de Quien soy tiene si cabe más importancia. De hecho, es durante la adolescencia de Rob cuando descubre quién es verdaderamente ella y durante la adolescencia de Callie (su hija) cuando ella misma se da cuenta de quién es su familia y cual es su historia.
El horror en Catriona
Lo que más me gusta cuando lees un libro de Catriona Ward es que no te vas a encontrar casas encantadas, ni brujas, ni salones sombríos, ni espectros del más allá, ni seres de otros planetas. Ward apela a un horror cotidiano, ese que te puedes en encontrar al leer las noticias por la mañana o encender la tele para ver un informativo. Ese sí es un verdadero horror.
Decía Catriona en una entrevista en The Guardian, que para ella el horror es uno de los géneros más empáticos porque todo el mundo siente miedo en algún punto de su vida.
¿Eso que estoy oliendo es Stephen King?
Sé que Catriona es muy fan de S. King. No sé a vosotros pero a mí esta historia de perros en el desierto de Mojave me ha recordado a alguno de sus libros: Cujo con ese perro asesino, Cementerio de Animales (referencia obvia), y ese perro partiendo la puerta a dentelladas es muy Resplandor. Un poco de Carrie en esa Rob ensangrentada del final. Y seguro que me dejo alguno que ahora no me viene a la memoria.
Mi opinión final.
El libro me parece magistral, empezando por la forma en la que está contado. Usa dos personajes muy potentes y nos cuenta la historia desde el punto de vista de Rob y de Callie con historias que se entrecruzan y se superponen en algunos momentos lo que hace que podamos entender mejor a cada uno de los personajes: qué sienten, qué quieren, cuáles son sus miedos.
Si tengo un pero que poner es al personaje de Callie Blanca, donde creo que en algunos mementos Catriona juega a crear un narrador onmisciente que parece que todo lo sabe (conoce hasta los pensamientos de Rob en algunos momentos) como excusa para confundir al lector y crear un ambiente de incertidumbre.
La mejor parte, el final. Quizás porque tiene un punto de justicia??? Ya estamos cansados de leer el sufrimiento de Rob y es como pensar: Venga ya, Rob se merece un poco de paz y felicidad, no?
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