Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Entre las razones por las que te quiero, la primera es tu cerebro, la segunda es tu polla y la tercera es tu inminente categoría de icono gay revolucionario.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Entre las razones por las que te quiero, la primera es tu cerebro, la segunda es tu polla y la tercera es tu inminente categoría de icono gay revolucionario.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Pero lo cierto es, también, algo muy simple: que el amor es imposible de domar.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
A veces, uno se lanza, abrigando la esperanza de no encontrarse con un precipicio al otro lado.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Cuando su cabeza es una tormenta, Henry es el lugar en el que el relámpago cae a tierra. Y quiere que sea cierto
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Pero mi especialidad es saltar desde precipicios. Esa es la decisión que hay que tomar. Yo quiero a Henry con todo eso, precisamente por eso. A propósito. Lo amo a propósito.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Tu y yo haciendo historia, ¿te acuerdas? Vamos a luchar. Porqué tu eres un luchador, ¿vale? Jamás voy a amar a nadie en el mundo como te amo a ti. Así que te prometo que algún día podremos ser lo que somos, y a los demás que les den.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Cuando era pequeño, antes incluso de saber como se llamaba, Alex soñaba que el amor era como un cuento de hadas, que un día llegaría a su vida a lomos de un dragón. Cuando se hizo un poco mayor, descubrió que el amor era una cosa rara que podía fracasar por mucho que uno luchase por conservarlo, que al fin y al cabo era una decisión. Jamás imaginó que resultaría haber acertado en los dos casos.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
No se parece en nada a ningún beso que se haya dado con nadie en toda su vida. Este beso es tan firme y tan enorme como el suelo que tiene bajos sus pies, abarca todos los rincones de su ser, es muy capaz de dejarlo sin una gota de aire en los pulmones.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Tiene unos ojos grandes, suaves y azules, y está pidiendo a gritos que alguien le arree un puñetazo en uno de ellos.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Se sostiene en una postura impecable e innata en él, como si un día hubiera surgido ya completamente formado y erguido de algún jardín de flores del palacio de Buckingham.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Antes de que aparecieras tú, estaba conforme con dejar que las cosas fueran ocurriéndome. Sinceramente, nunca pensé que mereciera «escoger». —Mueve la mano y le remete un mechón de pelo por detrás de la oreja—. En cambio, tú me tratas como si lo mereciera.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Reflexionar sobre la historia hace que me pregunte cómo encajaré yo en ella en el futuro.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Cuando su cabeza es una tormenta, Henry es el lugar en el que el relámpago cae a tierra.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Las decisiones que toman otras personas no cambian la persona que eres tú.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Cuesta mucho trabajo hacer lo que hacemos, pero a mí me cuesta todavía más. Yo soy hijo de la primera mujer presidenta. Y no soy blanco como ella, ni siquiera puedo pasar por serlo. La gente siempre va a exigirme más. Y tú, ya sabes, tú, naciste dentro de todo esto y todo el mundo piensa que eres el puto príncipe azul. Principalmente, para mí eres un vivo recordatorio de que a mí siempre me compararán con otra persona, haga lo que haga, aunque me esfuerce el doble.
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Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
El único motivo por el que Alex quiere entrar en la política, sabiendo que tantos hijos de presidentes han salido huyendo nada más cumplir los dieciocho años, es que se preocupa de verdad por la gente. El poder es algo estupendo, la atención resulta divertida, pero la gente... La gente lo es todo. Tiene el problema de preocuparse un poco demasiado por muchas cosas, entre ellas que la gente pueda pagar los gastos médicos, o que pueda casarse con la persona a la que ame, o que no le peguen un tiro en el colegio. |
Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Alex continúa sin saber qué era lo que le atraía de aquella foto, simplemente se colaba en la habitación de June, buscaba la revista y tocaba el cabello de aquel chico con las yemas de los dedos, como si haciendo un esfuerzo de imaginación pudiera percibir la textura que tenía.
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Gregorio Samsa es un ...