Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Alex continúa sin saber qué era lo que le atraía de aquella foto, simplemente se colaba en la habitación de June, buscaba la revista y tocaba el cabello de aquel chico con las yemas de los dedos, como si haciendo un esfuerzo de imaginación pudiera percibir la textura que tenía.
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