Rojo, blanco y sangre azul de Casey Mcquinston
Cuesta mucho trabajo hacer lo que hacemos, pero a mí me cuesta todavía más. Yo soy hijo de la primera mujer presidenta. Y no soy blanco como ella, ni siquiera puedo pasar por serlo. La gente siempre va a exigirme más. Y tú, ya sabes, tú, naciste dentro de todo esto y todo el mundo piensa que eres el puto príncipe azul. Principalmente, para mí eres un vivo recordatorio de que a mí siempre me compararán con otra persona, haga lo que haga, aunque me esfuerce el doble.
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