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El lector de Bernhard Schlink
Siempre he tenido la sensación de que nadie me entendía, de que nadie sabía quién era yo y qué me había llevado a la situación en que estaba. Y ¿sabes una cosa? Cuando nadie te entiende, tampoco te puede pedir cuentas.
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El lector de Bernhard Schlink
Porque sólo puede tener un final doloroso lo que ya era doloroso de por sí, aunque no fuéramos conscientes de ello, aunque lo ignorásemos. Pero un dolor inconsciente e ignorado ¿es dolor?
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El lector de Bernhard Schlink
¿Por qué lo que fue hermoso, cuando miramos atrás, se nos vuelve quebradizo al saber que ocultaba verdades amargas? ¿Por qué se oscurece el recuerdo de unos años felices de matrimonio cuando nos enteramos de que el otro tuvo un amante durante todo ese tiempo? ¿Acaso porque en semejante situación no se puede ser feliz? Y, sin embargo, ¡éramos felices! A veces un final doloroso hace que el recuerdo traicione la felicidad pasada. A lo mejor es que la única felicidad verdadera es la que dura siempre. Porque solo puede tener un final doloroso lo que ya era doloroso de por sí, aunque no fuéramos conscientes de ello, aunque lo ignorásemos. Pero un dolor inconsciente e ignorado, ¿es dolor?
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La nieta de Bernhard Schlink
No tengo la obligación de estar orgulloso de ser alemán, me basta con alegrarme de serlo.
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El lector de Bernhard Schlink
«Años más tarde comprendí que lo que había cautivado mi mirada no había sido su figura, sino sus posturas y sus movimientos. Durante un tiempo, cada vez que tenía novia le pedía que se pusiera medias, pero no me apetecía explicar el motivo de mi ruego, revelar el enigma de aquel encuentro entre la cocina y el pasillo. Así, todas entendieron mi ruego como un capricho, una afición a la ropa interior picante, una extravagancia erótica, y cuando complacían mi deseo, se deshacían en poses coquetas. Y no era eso lo que había cautivado mi mirada. Ella no posaba, no coqueteaba. Tampoco recuerdo que lo hiciera ninguna otra vez. Recuerdo que su cuerpo, sus posturas y sus movimientos me parecían a veces torpes. No es que fuera torpe. Más bien parecía que se recogiera en el interior de su cuerpo, que lo abandonara a sí mismo y a su propio ritmo pausado, indiferente a los mandatos de la cabeza, y olvidara el mundo exterior. Fue ese mismo olvido del mundo lo que vi en sus posturas y movimientos al ponerse las medias. Pero entonces no era torpe, sino fluida, graciosa, seductora; una seducción que no emanaba de los pechos, las piernas y las nalgas, sino que era una invitación a olvidar el mundo dentro del cuerpo.»
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Bernhard Schlink
Siempre he tenido la sensación de que nadie me entendía, de que nadie sabía quién era yo y qué me había llevado a la situación en que estaba. Y ¿Sabes una cosa? cuando nadie te entiende, tampoco te pueden pedir cuentas
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El lector de Bernhard Schlink
Como no sabía nada de todos esos escritores, Hanna suponía que eran contemporáneos, al menos mientras nada indicase lo contrario |
Olga de Bernhard Schlink
"Tuvimos que aprender a esperar. Hoy todos vais en coche y en avión y habláis por teléfono y pensáis que el otro está siempre disponible. Pero, en el amor, el otro nunca está disponible. A pesar de la resignación con que la señorita Rinke rememoraba las ausencias de Herbert, el anhelo que la inmensidad interminable provocaba en él seguía contrariándola."
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El lector de Bernhard Schlink
Estaba orgulloso de ella. Y al mismo tiempo me daba pena, me daba pena su vida retrasada y fracasada, y pensé con tristeza en los retrasos y los fracasos de la vida en general. Pensé que cuando se ha dejado pasar el momento justo, cuando alguien se ha negado demasiado tiempo a algo, o se lo han negado, ese algo por fuerza llega demasiado tarde, por más que uno lo acometa con todas sus fuerzas y lo reciba con gozo. ¿0 quizá no existe «demasiado tarde, sólo «tarde», y «tarde» es mejor que «nunca»? No lo sé.
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Olga de Bernhard Schlink
Así es la vida, hijo. Nunca le sacarás todo el partido a lo que te ha tocado si no lo aceptas.
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El lector de Bernhard Schlink
Ser historiador significa tender puentes entre el pasado y el presente, observar ambas orillas y tomar parte activa en ambas
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El fin de semana de Bernhard Schlink
Si viésemos y comprendiésemos quienes somos, tendríamos la oportunidad de superarnos, de los contrario, seguiríamos anclados siempre en lo mismo
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Olga de Bernhard Schlink
Su aspecto era orgulloso y, de hecho, es posible que se enorgulleciera de sí misma por ser distinta a las otras chicas de su edad, que solo pensaban en la moda y los hombres.
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Olga de Bernhard Schlink
Es agradable sentirse unido a otra persona sin necesidad de mostrarse cortés ni deferente, ni de darle conversación.
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El lector de Bernhard Schlink
No olvidé a Hanna, desde luego, pero en algún momento su recuerdo dejó de acompañarme a todas partes. Quedó atrás, como queda atrás una ciudad cuando el tren sigue su marcha. Está allí, en algún lugar de nuestra espalda, y si hace falta puede uno coger otro tren e ir a asegurarse de que la ciudad todavía sigue allí. Pero ¿para qué hacer tal cosa?
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Olga de Bernhard Schlink
El mundo se había convertido en un lugar ruidoso con los nazis, que había instalado por todas partes altavoces por los que a todas horas se oían discursos, marchas y proclamas que lo perseguían a uno fuera donde fuera. Aunque no hay nada tan malo que, con tal de no oírlo, uno prefiera dejar de oír también lo bueno.
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Olga de Bernhard Schlink
Es agradable sentirse unido a otra persona sin necesidad de mostrarse cortés ni deferente, ni de darle conversación. (...) EL silencio es algo que se puede aprender y, con él, la paciencia que acompaña el no decir nada.
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Olga de Bernhard Schlink
La historia no es el pasado tal como fue realmente, sino la forma que le damos.
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Gregorio Samsa es un ...