Allegro de Ariel Dorfman
No hay nada peor en este mundo que sentirse aburrido –es en ese momento que uno percibe cómo el tiempo se desliza y se malgasta–.
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Allegro de Ariel Dorfman
No hay nada peor en este mundo que sentirse aburrido –es en ese momento que uno percibe cómo el tiempo se desliza y se malgasta–.
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Allegro de Ariel Dorfman
Tal vez el presto se había interrumpido abruptamente, tal vez volvíamos al andante o a algo aún más sombrío, un réquiem para mis ilusiones, un funeral para mis sueños de grandeza.
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Allegro de Ariel Dorfman
Por un instante eterno me sentí sobrepasado de amor por él, (…) por todas las madres del mundo, por todos los amantes que dicen adiós con la esperanza de poder algún día decir hola, decir aquí estamos otra vez.
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Allegro de Ariel Dorfman
Pienso que la respuesta siempre tiene que ver con la música, creo que debemos buscar ahí las respuestas cuando nos sentimos más perdidos, más apenados.
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Allegro de Ariel Dorfman
(…) tal vez en el día mismo de mi nacimiento, tal vez tan pronto como dejé a mamá y lancé un aullido con la esperanza de amansar así con sonidos, el páramo del mundo, había visto a la muerte avanzando ya con el primer aliento y desaliento. Ese grito mío puede que no fuera inspirado por la divinidad, que no fuera concebido en el valle de la belleza, pero fue en efecto la primera vez que desafié al vacío, un modo de posponer el reino de la muerte y socavar su altivez.
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Allegro de Ariel Dorfman
—Nunca dejes que la desesperación deshonre tu garganta —me dijo (…) Y no cejó en su intento de darme valor—: puedes vivir sin tu madre. Todos podemos hacerlo, por mucho que hayamos jurado que no era posible, que era impensable. Pero no puedes vivir, amigo mío, sin tu música. Encuentra de nuevo tu música y encontrarás a tu mamá. Aun si ella no puede, en este momento, oírte. Y además, ¿cómo sabes que no es capaz de ello, de oírte? ¿Cómo sabes si no está cerca de ti ahora mismo y se muere más cada día por falta de tus notas que la acompañen en las últimas etapas del viaje de su alma inmortal? No puedes hacerla tan infeliz, tan solitaria en su muerte —era la primera vez en un mes que pronunciaba él aquella palabra prohibida— cuando fue ella la que te dio la vida, la que cargó contigo, te amparó en su interior como ahora lo deberás hacer con ella, llevarla contigo hasta tu propio día final. Hallarla en tu música ahora y mañana y el día siguiente como un modo de abrir el camino a vuestra reunión final, el encuentro final que todos deseamos. Pero si no empiezas con tal búsqueda ahora, pronto, aquel camino va a desaparecer, se desvanecerá de tan poco uso. Los senderos deben ser trabajados para mantenerse vivos. (…) ¿Qué podría dolerle más a tu mamá que ver que su ausencia te está destruyendo? Y fue así como comencé a recuperarme. + Leer más |
Allegro de Ariel Dorfman
Cinco horas después, mamá había muerto. Le había exigido, de niño, “¿vas a estar cerca, mamá? ¿Siempre estarás cerca cuando te necesite?” Y ella había respondido, una y otra vez, “nunca dejaré de estar a tu lado, Woferl, siempre estaré cerca y junto a ti y siempre te voy a querer, siempre, siempre.” ¿Me lo prometes mamá? Te lo prometo. ¿Una verdadera promesa? Una verdadera promesa, Wolfgang Amadeus Mozart, amante de Dios, destinado a transformar el mundo en un lugar de maravillas. Había hecho pedazos aquella promesa y también mi corazón, mi corazón, mi corazón estaba hecho pedazos, y solamente ella podía componerlo, ella que me había dejado solitario para siempre y siempre amén (…) |
Allegro de Ariel Dorfman
¿Lo comprendería, era capaz de comprenderlo? ¿Que el consuelo y las sombras son inseparables, que la tristeza es nuestro destino fatal si hemos de amar, el precio que pagamos por haber amado en exceso y en profundidad y demasiado bien, que la luminosidad del amor contiene una ciénaga?
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Allegro de Ariel Dorfman
¿Qué más desea un padre de su hijo, sino que ese niño lo supere, honrar la influencia eterna del padre yendo más allá de lo que el padre soñó?
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Allegro de Ariel Dorfman
Era suficiente que mi arte hablara por mí mismo, mi música ya indicaba la distancia entre una superficie y un abismo, entre una superficie y el aire oscuro y luminoso de la noche plena de estrellas.
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Allegro de Ariel Dorfman
No podía ahora, ni nunca, especialmente no ahora, dudar de la bondad de Dios, dudar que volvería a ver a mamá, que ella me esperaba en un mundo mejor. Porque si no fuera posible aquel reencuentro, yo, entonces, yo, yo ¿qué haría?
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Allegro de Ariel Dorfman
–Esa palabra –dije–. He pensado mucho en ella. –Condolencias. –Sí. Viene del latín (…) CUM y DOLERE, sentir el dolor junto a, estar en sintonía o simpatía con el dolor ajeno. Y me he estado preguntando si toda la música, la mejor, la que usted y yo creamos, me pregunto si lo que hacemos (…) acaso no se trata de una larga condolencia hacia nuestros semejantes, un intento desesperado de acompañar y aliviar su congoja, el hecho de que ellos y nosotros debemos morir, expresar aquel dolor y conquistarlo a través de un territorio compartido de perfección, un presagio de inmortalidad que desmiente nuestro triste destino. |
Allegro de Ariel Dorfman
–No somos tan diferentes, usted y yo, músicos y doctores. Un artista trata de darle forma a un mundo estropeado y un doctor trata de darle salud a un cuerpo enfermo y deforme. (…) Soy un artista de cuerpos que salva vidas para que un artista de almas como es usted pueda convertir las nuestras en vidas que valgan la pena salvar.
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Allegro de Ariel Dorfman
Lo cierto es que mi primer encuentro con la música había sido desde el interior de mi madre (…) fueron los movimientos de su corazón los que me enseñaron el concierto del universo, una concordia de resonancias que todavía me acompañaba como un eco.
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Allegro de Ariel Dorfman
¿Cuán doliente y delirante estaba? Tan doliente y delirante que, por primera vez en mis veintidós años, se me negó la música, la música se me murió. Y sin ese escudo, el vacío de mi vida se pobló de reproches de los que no sabía defenderme. |
Allegro de Ariel Dorfman
(…) algo, alguien se sumergía en mi alma y la sosegaba, augurando que todo iba a salir bien, recordándome que los finales de algo pueden ser tan hermosos como sus comienzos, que los nacimientos se suscitan aun cuando la luz comienza a decaer, que así sea, que así sea.
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Allegro de Ariel Dorfman
Iba descubriendo que cometer un crimen menor es insignificante comparado con las complicaciones mayores que arrastra su encubrimiento.
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Allegro de Ariel Dorfman
Dios que me instruía en el arte de refrenar mi personalidad afectuosa y la misericordia automática –y, por ende, excesivamente complaciente– que siento en forma necia por cada alma perdida que cruza por mi camino, preparándome para el día cuando, sin aliados ni familia en el mundo, tendría que discernir por mí mismo quién era mi enemigo y quién mi amigo.
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Allende y el museo del suicidio: Una historia de amor y muerte de Ariel Dorfman
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
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¿Con qué frase empieza esta novela?