Hercules Oetaeus de Séneca
Saca una que tus manos no hayan lanzado aún contra nadie (no es un dardo ligero lo que hace falta para que pueda enamorarse Hércules), pon en rígida tensión tus manos y estira el arco hasta juntar sus cuernos
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Hercules Oetaeus de Séneca
Saca una que tus manos no hayan lanzado aún contra nadie (no es un dardo ligero lo que hace falta para que pueda enamorarse Hércules), pon en rígida tensión tus manos y estira el arco hasta juntar sus cuernos
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Hercules Oetaeus de Séneca
Entonces aquél, al ver que estaba lejos el Alcida: «Tú vas a ser» —dijo— «mi botín y mi esposa. A él no lo dejan avanzar las aguas». Y llevándome entre sus brazos apresuraba el paso.
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Hercules Oetaeus de Séneca
Quedó al fin como era y bajó la cabeza con la afrenta de no tener más que un cuerno, al tenerme ya como esposa el Alcida, por haber vencido, emprendió de nuevo el camino de Argos
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Hercules Oetaeus de Séneca
NODRIZA. — ¿Vas a matar a un hombre a quien ni su madrastra pudo matar? DEYANIRA. — La ira del cielo a quienes aplasta los hace desdichados; la humana, los aniquila |
Hercules Oetaeus de Séneca
NODRIZA. — ¿Vas a matar a tu marido? DEYANIRA. — En realidad, al de mi rival. |
Hercules Oetaeus de Séneca
Vaga por el orbe no para equipararse a Júpiter ni para pasearse con orgullo por las ciudades argólicas. Amores es lo que busca, el lecho de las vírgenes es lo que trata de alcanzar. Si alguna se le niega, la rapta; se lanza furioso contra los pueblos, busca entre las ruinas a las mujeres y a lo que es vicio incontenible se le llama valor
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Hercules Oetaeus de Séneca
Nuestra belleza, mientras va recorriendo su largo itinerario, va perdiendo algo en cada momento y resplandeciendo menos
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Hercules Oetaeus de Séneca
Unidos con fuerza suelen quedar los enamorados después de unos fuegos pasajeros
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Hercules Oetaeus de Séneca
Que perezca él o que me haga perecer: que a las fieras que ha destrozado añada a su esposa; puede contarme entre los trabajos de Hércules… Al morir, al menos, abrazaré con mi cuerpo el lecho del Alcida
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Hercules Oetaeus de Séneca
Al ver su pira se alzará entera la tierra que le dio el ser y arrasará la casa de su suegro ante todo y la raza etolia entera; piedras y antorchas estoy ya viendo lanzar contra ti; toda la tierra defenderá a su libertador. ¡Cuántos castigos vas a pagar tú sola! Supón que tú eres capaz de escapar de la tierra y del género humano: el padre del Alcida lleva en su mano el rayo; mira cómo recorren ya el cielo, amenazadoras, sus antorchas y cómo truena el firmamento al ser lanzado el rayo.
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Hercules Oetaeus de Séneca
El día que vaya a ser el último de nuestro matrimonio, lo será de tu vida…
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Hercules Oetaeus de Séneca
Por mi causa el Aqueloo tiñó sus aguas errantes con su propia sangre, cuando se convirtió en flexible serpiente, cuando de serpiente cambió sus amenazas en feroz toro y en un solo enemigo venciste a mil alimañas
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Hercules Oetaeus de Séneca
Sólo he sido la esposa de Hércules cuando estaba asustado. Los votos que hice a los de arriba, han revertido en beneficio de una prisionera. Para una rival acerté yo en mis súplicas
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Hercules Oetaeus de Séneca
Yo no me iré sin vengarme: puede que hayas llevado el cielo y que el mundo entero te deba a ti la paz; hay algo peor que la hidra: el rencor de una esposa encolerizada
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Hercules Oetaeus de Séneca
En este pecho puedes encontrar todas las fieras que él puede temer. Acepta esta arma para tus odios: sea yo la madrastra
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Hercules Oetaeus de Séneca
¡Oh, qué locura sanguinaria aguijonea a las hembras, cuando la puerta de una casa se abre a la vez para la concubina y para la esposa!
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Hercules Oetaeus de Séneca
Dichoso aquél que sabe sufrir la esclavitud y la realeza, capaz de ir variando su actitud
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Gregorio Samsa es un ...