Nadie en esta tierra

Lo más cruel puede ser dicho de la manera más amable, y las peores atrocidades pueden cometerse con una sonrisa. Los verdaderos psicópatas, los destrozadores de todo lo bueno que le queda al ser humano, son aquellos que nunca rozan con sus uñas la suciedad.

Pero cuando la vida se presenta con su brutal simplicidad nos muestra que no tenemos nada especial, que no estamos llamados a cumplir un destino heroico. No hay una razón superior que explique por qué nacimos, como no sea que estamos aquí y podríamos no estar, sin que cambiara absolutamente nada. Es duro reconocer que al morir solo dejaremos un hueco en las filas humanas que será cubierto sin demora por otros.

Vivir en el pasado es una enfermedad. Ya es hora de que se esparzan para siempre las cenizas.

Cuando nos juzgamos a nosotros mismos, no hay juez más implacable.

El poder no te da solo dinero, te da algo mucho más importante y útil; te da impunidad, te sitúa por encima del bien y del mal. Dejas de ser como el resto de los mortales. Por eso es tan adictivo.

Y si uno no entiende a alguien no puede quererlo, solo puede tenerle miedo.

Resulta trágico convertirte en algo que odias para salvar a alguien que te odia

Yo no creo en el bien y el mal; creo en la cerveza fría, en los atardeceres teñidos de violeta y en las islas que no existen en los mapas.

En mundo era un Excel, un balance dónde se buscaba el equilibrio entre gasto e ingreso, entre riesgo y beneficio. Ganancias y pérdidas. No había más.

Queriendo salvarlo querías salvarte.