A una persona se la conoce mejor buscando en sus olvidos que en sus recuerdos.
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A una persona se la conoce mejor buscando en sus olvidos que en sus recuerdos.
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Como un perro atado a la cadena, dejas de luchar para vencer y empiezas a hacerlo para no ser vencido.
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La felicidad nunca es como uno la imagina.
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Somos lo que contamos de nosotros mismos, y en el relato somos mejores que en la vida.
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Afirman que contar la Verdad es un acto de generosidad, pero a mí me parece que ofrecer lo que no se ha pedido no es generosidad, es egoísmo.
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Desconfío por instinto de las mayúsculas. Especialmente de la Verdad. Se le suele dar mucha importancia a esa palabra, pero todos juegan con ella como niños con una copa de cristal: la manosean, la comprometen y la traicionan sin comprender ni su fragilidad ni su valor.
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"Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo" ¿El personaje de qué libro está hablando?