Está ambientado en el mundo de Fable, pero se puede leer de manera independiente. Familia, honor, el legado que nos toca y el destino que nos labramos. Bryn la crio su tía abuela, sus padres murieron cuando ella era muy pequeña y su tía abuela se la llevó de Bastian por un trato que hizo, cuando tendría dieciocho años podrían decirle que volviera para ocupar su sitio en la familia. Cuando Bryn llega a Bastian conoce a su familia, pero por lo que le ha contado su tía abuela, se siente extraña, con ganas de ocupar su sitio en la familia y llevar a cabo el legado de su madre. Cuando llega hay muchas cosas que no espera, la crueldad, el cómo se utilizan a todos para llegar a un fin y otras cosas para las que ella no está preparada. El tío Henrik es el cabeza de familia, todo el mundo sigue lo que dicta y los castigos que impone, nadie dice nada, nadie mueve un dedo para ayudar a otros y eso es algo que ella no lleva nada bien. Bryn va a encontrar en Murrow y Ezra sus aliados o eso cree ella porque descubrirá cosas que le partirá el alma y al final llega a la conclusión que si quiere su legado va a tener que jugar un juego peligroso. Un romance prohibido que si se descubre el tío Henrik no va a consentir, pero en el corazón no se mande, se siente. Tiene un peso en la novela, pero son momentos puntuales en los que se puede vivir ese romance porque el peligro está a la vuelta de la esquina. Una de las cosas que más me ha gustado es que según lees no puedes confiar en ningún personaje porque todos están jugando un juego y el precio a pagar es alto. Un libro que te hace sentir rabia en algunos momentos, esperanza en otros y no saber qué va a pasar al final porque jugárselo todo a una carta final puede que todo salga como quieras o que corras un peligro del que nunca puedas escapar. La primera vez que he leído a la autora y no será la última, mantiene la tensión y no puedes ver cuál será el final. + Leer más |