De todos modos, ese Dios al que yo rezaba y al que escribía cartas es un hombre. Y como todos los hombres es desconsiderado, olvidadizo e indiferente.
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De todos modos, ese Dios al que yo rezaba y al que escribía cartas es un hombre. Y como todos los hombres es desconsiderado, olvidadizo e indiferente.
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Yo no puedo hacer más que procurar no llorar. Hacerme madera. Y decirme: Celie, eres un árbol. Así he sabido que los árboles tienen miedo a los hombres.
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En el andén de Carolina del Sur, donde nos bajamos del tren para respirar un poco y sacudirnos el polvo y la tierra de la ropa, un blanco nos preguntó adónde íbamos. Cuando le contestamos que a África, Se nos quedó mirando molesto e intrigado. Negros que van a África, le dijo a su esposa. Ya no me queda nada por ver.
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Soy pobre, soy negra, puede que fea y no sé guisar, dice una voz a todo el que quiera oírla. Pero aquí estoy.
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Toda mi vida he tenido que luchar, luché con mi padre, luché con mis tíos, luché con mis hermanos. Una chica no está segura en una familia de hombres, ¡pero nunca pensé que tendría que luchar en mi propia casa! Yo quiero a Harpo, Dios sabe que es verdad lo que digo, pero yo le mato antes que me ponga la mano encima.
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+ Ellos no creen que se deba educar a las niñas. Cuando pregunté a una madre por qué pensaba así me dijo: Una mujer no es nada por sí misma. Solo por su marido puede ser algo. - ¿Y qué puede ser? Le pregunté. + La madre de sus hijos. - Pues yo no soy madre de los hijos de nadie y, sin embargo, soy alguien. |
Creo que Dios se enfada si pasas ante el color púrpura en el campo sin fijarte en él.
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¿Lo ve papá?, los pecadores también tienen alma.
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Cuanto más cambian las cosas, más igual siguen estando.
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Tengo el derecho de ser así ... No puedo disculparme por eso, ni puedo cambiarlo, ni quiero.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises