Alegría

Un muerto me prohíbe que me mate.

La invocación del pasado puede ocuparte las veinticuatro horas del día. Qué hay en mi presente sino esa terca y abrumadora y decadente y voluptuosa abundancia del pasado.

Cuando un ser humano no puede conectar, unir el pasado que vivió y el presente que vive, se vuelve melancólico, se agrieta su mirada, pero también madura su vida de otra forma, y esa madurez vale la pena.

Es una distancia muy corta la que va de la lucidez a la oscuridad.

La bondad es uno de los milagros que más me han conmovido, a veces la bondad de los demás hacia mí me ha hecho sentirme culpable.

Me di cuenta de que prefería su alegría a la felicidad. Porque la alegría es mejor que la felicidad.

El pasado de cualquier ser humano se convierte en un fantasma, pero tenemos que hacer el esfuerzo y recordar, porque recordar nos engrandece, nos eleva más allá de la vida y de la muerte, más allá de la historia, de la política y de la humillación.