Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar.
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Somos la única especie que explica el mundo con historias, que las desea, las añora y las usa para sanar.
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En épocas convulsas, lo escrito actúa como depósito fiable de las ideas que nos anclan y nos rescatan (51).
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Gracias a la lectura, hemos desarrollado una anomalía llamada «ojos interiores». Descubrir los personajes de una historia se parece a conocer gente nueva, comprendiendo su carácter y sus razones. Cuanto más diferentes son esos personajes, más nos amplían el horizonte y enriquecen nuestro universo. A través de los libros, anidamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada. Y, en un mundo narcisista y ególatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos (22).
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Muchas veces un pueblo duerme como el agua de un estanque un día sin viento, y un libro o unos libros pueden estremecerle e inquietarle y enseñarle nuevos horizontes de superación y concordia.
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Gracias a la lectura, hemos desarrollado una anomalía llamada "ojos interiores". Descubrir los personajes de una historia se parece a conocer gente nueva, comprendiendo su carácter y sus razones.
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Las palabras son un hechizo cargado de futuro.
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Por eso, la lectura seguirá cuidándonos si cuidamos de ella. No puede desaparecer lo que nos salva.
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El tiempo de cada lector se alarga por la confluencia entre la realidad tangible y el pasado reconstruido. La máquina del tiempo existe: son los libros.
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A veces encontramos en una página, prodigiosamente transparentes, ideas y sentimientos que en nosotros eran confusos, y así el oficio de vivir nos resulta menos caótico. En lo leído está el vocabulario de nuestras vidas.
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Narramos, escribimos y leemos porque hemos fabricado la fabulosa herramienta del lenguaje humano. Por medio de las palabras, podemos compartir mundos interiores e ideas quiméricas. [...] Este prodigio lingüístico nos permite coexistir en dos geografías: el espacio tangible que habitamos junto a miles de seres vivos y un universo paralelo que nos pertenece en exclusiva -el de la fantasía, el de las posibilidades, el de los símbolos-, al que ninguna otra criatura puede acceder.
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¿Con qué frase empieza esta novela?