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Críticas sobre La conjura de los necios (35)
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Egosum
 06 December 2022
Es absolutamente imposible hablar del argumento porque, por absurdo que pueda parecer lo que yo escriba, no le llega ni a la suela del zapato. Por surrealista que lo pinte, me quedo cortísima. Si intentara, por una casualidad, compararlo con otra historia, no encontraría siquiera una similar. Creo que mejor hago un recorrido por los presonajes, rapidito, y cada cual que imagine lo que quiera, al fin y al cabo, sea lo que sea, el argumento le sorprenderá.
1. Ignatius Reilly. Obeso hasta la morbosidad, intelectual, idealista, está escribiendo su "ópera magna" y no va a consentir que algo tan sumamente terrenal como un trabajo, le distraiga de su función.
2. Irene, su madre. La pobre. Años pensando que era la madre de un genio y ahora, lo único que quiere, es que su hijo encuentre un trabajo y, a ser posible, se marche de casa.
3. El agente Mancuso. Poli flacucho y enclenque con un sentido de la orientación invertido: todo lo que intenta hacer bien, le sale mal.
4. Santa. La tía de Mancuso y amiga de Irene. Lo único que le interesa es que Irene mande a su hijo a escardar cebollinos.
5. Lana Lee. Dueña de la Noche Feliz, un tugurio de mala muerte donde trabaja el "negro" (él mismo se califica así durante toda la obra) Jones, encargado de barrer el suelo siempre oculto tras unas gafas de sol y una nube de humo de tabaco. También tabaja allí Lorna, cuya función es hacer que los clientes beban y su ambición el baile exótico-erótico-festivo. Y un loro. Bueno, el loro no trabaja a jornada completa, de hecho solo lo hace un ratito.
6. El señor Levis y su fábrica de pantalones, con González (el administrador), le señorita Trixie (secretaria) y un ejército de trabajadores de "coló negro" como diría Jones.
Myrna Minkoff, personaje a nivel epistolar, amiga, compañera y colega de la Universidad de Reilly y, por la visto, la única que lo entiende. Culmina su papel con una breve aparición.
A todo esto habría que añadir: un puñado de homosexuales, entre gays y lesbianas, a George, que intenta hacer dinero con postales; vecinas indiscretas; profesores de universidad a los que se les corta la digestión cada vez que se acuerdan de Ignatius; vendedores de salchichas; conductores de autobús y habitantes y turistas de Nueva Orleans, que es la ciudad donde ocurre todo lo imaginable (incluso lo que no podemos llegar a pensar). Por cierto, y hablando de Nueva Orleans, la ciudad adquiere un protagonismo muy acentuado en el desarrollo de la ¿trama? (no se como llamarla?)
NOTA SOBRE EL AUTOR, TAN INTERESANTE COMO EL ARGUMENTO: Nació en Nueva Orleans, y estudió lengua inglesa en las universidades de Tulane y Colombia. Volvió a su ciudad, a vivir con sus padres, y dar clases en un colegio. Escribió este libro. Se lo rechazaron en varias ocasiones. Se suicidó con monóxido de carbono de su coche. Su madre entregó el manuscrito a un amigo, que se entusiasmó con él. Se publicó y ganó el Pulitzer de 1981. Autor de una sola obra, hay quien afirma que el que lo conociera encontraría rasgos comunes con Reilly. Yo, pobrecita de mi, no digo nada.
Este es uno de esos libros que hay que leer si o si. Completamente atemporal, la galería de necios y estúpidos que muestra de forma exagerada, resultan fácilmente reconocibles en amigos, conocidos y vecinos, una vez que les quitamos toda la parafernalia de la narración.
Este es de los que, en unos años (cruzo dedos) volveré a leer. Si o si.
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pasiondelalectura
 14 December 2019
Hete aquí un libro que no se parece a nada de lo ya leído. Una enorme tomadura de pelo que es preferible leer al segundo grado. Es una lectura a la cual me costó entrar por el uso de un idioma demasiado coloquial que necesitaba por momentos una re lectura para captar mejor el mensaje.

Pero qué libro, qué vorágine de ideas en torno al protagonista, el gordo Ignatius J. Reilly y un sinfín de situaciones y diálogos divertidos y absurdos.
Ignatius J. Reilly es el personaje principal, un gordo de 30 años que aún vive con la madre y nunca ha trabajado. Ignatius es un anti héroe perfecto, un loser genético, inadaptado, a pesar de sus diplomas universitarios.

El pobre gordo tiene TODOS los defectos del mundo, es un desastre humano: hipocondríaco, fatuo, asocial, delirante, excéntrico, melancólico, intelectual marginado, cáustico, fóbico, anacrónico, mentiroso, misógino, homosexual reprimido, sucio, caótico, escatológico, nihilista, fuera de órbita, grosero, egocéntrico, etc.
Y por otro lado, esta montaña de desechos humanos es un ser desubicado, desvalido, erudito, hipersensible, pero destinado a un completo desacuerdo con el mundo que lo rodea.
Ignatius vive sin trabajar, encerrado en su pieza, exigiendo en permanencia cosas a su madre y escribiendo en cuadernos sus vivencias. La madre exasperada va a exigir que trabaje y ayude a pagar las deudas que ha contraído a causa de él.
Por supuesto que el mastodóntico Ignatius irá de fiasco en fiasco, armando cada lío.
Los personajes secundarios de la novela son simplemente geniales: la madre castradora que ahoga su pena en el alcohol; la mejor amiga de la madre, la italiana Santa; el policía Mancuso; la única amiga de Ignatius, la histérica activista política Myrna; Miss Trixie, la contadora senil; el matrimonio Levy, los únicos adinerados del libro y completamente idiotas; etc, etc.Pero mi preferido es Jones, el negro barredor de un bar de mala muerte, el más "normal" de los personajes, sus reflexiones son jocosas y justas.
Es una novela excelente que refleja muy bien le Nueva Orleans de los años 60 y que conlleva una crítica social feroz que suena actual 30 años después de la publicación del libro.
Una joya de humor ácido, absurdo y transgresor con un fondo profundamente trágico.
Enlace: https://pasiondelalectura.wo..
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cobooks
 26 December 2023
La conjura de los necios es una novela escrita en 1960, pero publicada en 1980 de forma póstuma tras el suicido de su autor John Kennedy Toole. Fue su madre quien luchó con firmeza la publicación de la obra después de que su hijo en vida no consiguiese publicarla tras muchos noes de distintas editoriales. A pesar de tratar temas muy actuales, la realidad es que abarcaba temas tan trascendentales que 20 años después de ser escrita seguían estando vigente y podemos decir que 40 años después de su publicación también siguen siendo temas de actualidad, justificando así el clásico en el que podemos afirmar que ya se ha convertido esta obra. Si la habéis leído, os recomiendo escuchar el capítulo del podcast "Grandes infelices" dedicado al autor.

En esta novela descubrimos un plantel de personajes totalmente excéntricos rozando el absurdo en muchas ocasiones y en medio de todos se encuentra el protagonista, Ignatius J. Reilly, un personaje que vive fuera de los márgenes impuestos por la sociedad que entiende el trabajo como el arma más letal que atenta contra la libertad de la persona y que la sociedad tal y como existe no está bien planteada. Como lector, te sumerges en esta historia y el absurdo existente te envuelve, pero dentro de este absurdo está la realidad imperante de la sociedad y la grandeza es que a veces es complicado diferenciar esta realidad del absurdo que nos narra, lo que te hace cuestionar si los estamentos sociales imperantes son los correctos.

No voy a negar que el libro es una genialidad, que los personajes que lo habitan van a ser inolvidables y que entretiene y es divertido. No obstante, no puedo decir que me haya encantado. No es mi tipo de libro, y aunque estoy contento de haberlo leído, creo que tanta extravagancia me ha abrumado en ocasiones.
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lauli
 27 September 2020
La historia de la escritura de esta novela es en sí bastante peculiar. Kennedy Toole la escribió hacia 1962 y no logró publicarla. Se suicidó a los 31 años en 1969, y fue su madre quien insistió en enviarle el manuscrito a distintas editoriales, hasta que captó la atención de Walker Percy, y finalmente logró que se publique en 1981 con gran éxito y con un Pulitzer póstumo.

La novela es una especie de picaresca del siglo XX que sigue las peripecias de Ignatius J. Reilly, uno de los personajes más peculiares de la literatura estadounidense. Obeso, hipocondríaco, escatológico, obsesivo, paranoico, manipulador, indolente, fóbico al sexo pero adicto al onanismo, educado e inteligente, pero incapaz de ejercer la empatía o de relacionarse con otros de acuerdo al juego social, Ignatius vive con su madre (otro personaje inolvidable) y se niega a trabajar. Cuando un accidente de auto pone en jaque la posesión de la casa en la que vive con su madre, Ignatius se verá obligado a salir de su cascarón e intentar insertarse en el juego social. El resultado es una serie de aventuras hilarantes que nos dan también la posibilidad de conocer a un elenco de personajes tan especiales y ridículos como Ignatius, que sirven como radiografía satírica de la sociedad estadounidense: el dueño de la fábrica que no quiere saber nada con administrarla, el capataz que cuida más los intereses del patrón que él mismo, los policías inútiles, una empresaria que dice hacer caridad y hace algo bien distinto, y podría seguir. Uno de mis personajes favoritos es Jones, un joven negro que debe trabajar por un sueldo miserable porque si no consigue empleo lo arrestarían por vagancia. Jones escapa completamente a los estereotipos raciales de la época: es inteligente, cuestionador, irónico, y entiende perfectamente lo injusto su situación e intenta cambiarla desde la estrategia de forma brillante. La novela me gustó como un retrato divertido pero muy mordaz del sur estadounidense.
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Samarkanda
 21 September 2020
La conjura de los necios es uno de esos libros de los que has oído hablar, aunque no lo hayas leído o sepas de qué trata, y también de los que o gusta mucho o no gusta nada: quizá porque es una lectura con doble fondo que hay que desgranar línea a línea y donde el autor no deja títere con cabeza.

Nos trasladamos al barrio francés de Nueva Orleans de los años sesenta para conocer a Ignatius J. Reilly, un personaje de lo más variopinto e inadaptado social que sueña con instaurar el modo de vida medieval, que a sus treinta años vive con y a costa de su madre porque eso de trabajar no va mucho con él pero sí perder todo su tiempo en escribir su particular visión del mundo. Sin embargo, cuando la Sra. Reilly –una mujer de avanzada edad- tiene un accidente con el coche y destroza parte de una casa, obligará a Ignatius a encontrar un trabajo para ayudarla a pagar los desperfectos.

A partir de aquí empieza una descabellada historia en la que vemos a Ignatius peregrinar por varios trabajos en los que deja su seña de identidad y, como si de una apisonadora se tratara, arrasa allí por donde pasa. Pero a Ignatius y a su madre le acompañan otros personajes, a cual más descabellado, con sus historias también rocambolescas como son, entre otras, las del patrullero Mancuso, un policía al que su superior obliga a disfrazarse con los atuendos más ridículos que se le ocurren; Jones, un negro que termina trabajando en un club de alterne como limpiador por un sueldo mísero para no terminar de nuevo detenido por vagabundear; Darlene, una chica demasiado inocente para trabajar en el Noche de Alegría que sueña con ser actriz; Lana, la dueña del Noche de Alegría, que explota a sus trabajadores; Myrna, la exnovia de Ignatius, una ideóloga revolucionaria que todo lo soluciona con la liberación sexual y, mi favorito junto a Ignatius, la Sra. Trixie, una anciana con demencia senil y síndrome de Diógenes que sigue trabajando pese a haber superado la edad de jubilación y que se queda dormida en cualquier rincón.

Como se puede apreciar es una mezcla explosiva con mucha ironía y mordacidad donde las anécdotas divertidas se suceden unas a otras pero, si leemos entre líneas, se observa un trasfondo de crítica social sobre el ser humano y sus miserias, en general, y, más en particular, una crítica a la sociedad norteamericana de la época donde el egoísmo, la crueldad, el racismo, la doble moral y la explotación estaban a la orden del día.

Aunque será un narrador omnisciente quien nos cuente los hechos hay pasajes en los que Ignatius toma la palabra para mostrarnos su particular visión del mundo así como la correspondencia que mantiene con su exnovia, Myrna, que no tienen desperdicio. La prosa de Toole es cuidada, con algún que otro artificio, pero no se hace nada pesa su lectura ya que es muy dinámica gracias a la subdivisión de los capítulos y a un estilo muy irónico que, personalmente, me ha hecho reír a carcajadas.

Dicen que La conjura de los necios refleja parte de la vida del autor y que el personaje de Ignatius es una caricatura de Toole puesto trabajó en una fábrica de ropa mientras era estudiante y también vendió comida en un puesto ambulante. al igual que su personaje vivía con su madre y escribía con la esperanza de crear una gran obra maestra que cambiase la percepción de la realidad.

Desgraciadamente, John Kennedy Toole no pudo ver su sueño hecho realidad puesto que se suicidó cuando tenía treinta y un años tras una depresión al considerarse un fracasado al recibir el rechazo de la editorial Simon & Schuster. A partir de ese momento Toole empezó una espiral autodestructiva que le llevó a su trágico final el 26 de marzo de 1969. Sin embargo, su madre no cejó en el empeño de ver la obra de su hijo publicada y por ello le insistió al profesor y novelista Walker Percy que leyera La conjura de los necios y que, finalmente, hizo que se publicara en la editorial de la Universidad de Luisiana. Un año más tarde, en 1981, recibió el premio Pulitzer.
Enlace: https://libropoli.blogspot.c..
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RepellentBoy
 30 June 2020
Una de las cosas que más curiosidad me daba de este libro, eran las pasiones que siempre ha levantado, tanto para bien como para mal. No estoy acostumbrado a ver críticas tibias de esta novela, o siempre se pone un altar o en la categoría de lo peor. Y a mí estos libros que aman o detestan, siempre me llaman mucho la atención. Cosas de la vida, al final va a ser mi opinión la primera que vea neutra y tibia jajaja. El caso es que entiendo tanto a adoradores como detractores, ya que comparto con ellos sus motivos.

Vamos por partes, y primero voy a hablar de los puntos positivos de la novela, que son muchos. Me gustó esa crítica tan obvia a muchas cosas, pero sobre todo al conjuto de la sociedad. Como lo diferente suele ser motivo de burla, vamos a ir viendo está crítica a través del trato que reciben mujeres, negros, homosexuales o pobres. Prácticamente todos los personajes entran en estre trato injusto a otros, salvo alguno suelto que se salva. Esa ironía todo el tiempo latente en la mayoría de los comentarios me encantó.

También he valorado mucho que, aun siendo yo un lector complicado para la risa, me haya provocado bastantes. Era imposible no reírse a carcajadas con algunas de las situaciones tan disparatadas que provocaba Ignatius. Sobre todo alucinaba con la cara que tenía al inventar la realidad sobre la marcha, siempre a su favor. Cara y habilidad. Los personajes creo ques están bien dibujados y me ha gustado en especial la creación de Ignatius, Irene, la señora Levy y Trixie. Tampoco es complejo de leer, lo cual no dificulta su lectura en ese sentido, aunque si hay otras cosas que la dificultan. Y es ahí donde empieza lo malo.

Algunas partes se me han hecho algo tediosas de leer, sobre todo esas en las que Ignatius escribía en su diario durante 20 páginas explicando diferentes cosas. A veces eran interesantes, otras no. También se me complicaba la lectura cuando Ignatius soltaba algún comentario fuera de lugar y ni siquiera salvable por considerarlo crítica. Cuando expresa el deseo de que una mujer sea violada en varias ocasiones, por mucha crítica o parodia que haga el personaje, me es imposible disfrutar de él en positivo. Y digo esto de en positivo, porque que Ignatius es horrible lo aceptamos todos, pero he leído muchas veces que llega un punto en la novela que te encariñas de él e incluso lo compadeces. Con esos comentarios jamás podría compadecerlo. Puede gustarme como personaje, que me gusta de hecho, pero como el personaje negativo que es. Aunque no sea el único villano de la historia, y de alguna manera, pueda pasar a víctima en algunos casos, sigue teniendo el porte de villano para mí. Nada le sucede porque sí, todo lo provoca él con su egoísmo.

El caso es que me he quedado en ese punto medio que os decía al principio. En ningún caso he conseguido sentir pena o campasión por Ignatius hasta el punto de cogerle cariño, porque es un horror de persona, pero he entendido todo el tiempo esa parodia crítica y por eso no me ha impedido leer la historia y disfrutarla bastante a ratos. El resumen final sería: ni mucho, ni tan poco.
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lectoraaburrida
 27 October 2018
Pues no sé cómo calificar este libro, la verdad. Desde luego entiendo que en su época fuera rompedor, ya os digo que tiene partes que son... ¿Asombrosas?
Es ácido, crítico, irreverente y trepidante.
Los personajes son tremendamente fuertes, todos son altamente destacables pero ninguno agrada, el autor consigue que resulten desagradables al lector.
¿Y que decir de Ignatius? ¡Jaja! En mi vida he conocido un personaje así, pero no se si me vais a creer, sí he visto retratadas a algunas personas que conozco en él (salvando las distancias). Esa manera de creerse el ombligo del mundo, la forma de no dar un palo al agua, armar un lío tras otro y a la vez sobrevivir a todo, cayendo como los gatos siempre de pie. Pero ¿se le acabará a Ignatius algún día esa suerte? Tendréis que leerlo para saberlo.
En la sinopsis comparan al protagonista con un Quijote moderno, y me ha dado la risa al leerlo... ¡Quijote! ¡Y unas narices! de acuerdo en que los dos intentaban hacer un mundo mejor a medida de lo que ellos creían era lo correcto, pero Alonso Quijano era íntegro, Ignatius Riley es... Eso.
Por otra parte, no he dejado de pensar mientras leía en Santiago Segura y su Torrente. Estoy segura que ese personaje está claramente inspirado en Ignatius Riley, cuanto más leía más iguales los veía.
Lo mejor del libro es el prólogo del editor donde nos da una explicación de la publicación del libro (no dejo de pensar que este libro es famoso por el morbo del suicidio de su autor). Leyendo ese prólogo me pregunto cuanto había del autor y su madre en Ignatius y la suya. Os pongo un fragmento, que la verdad, es muy emotivo:
"Quizás el mejor modo de presentar esta novela (que en una tercera lectura me asombra aún más que en la primera) sea explicar mi primer contacto con ella. En 1976, yo daba clases en Loyola y, un buen día, empecé a recibir llamadas telefónicas de una señora desconocida. Lo que me proponía esta señora era absurdo. No se trataba de que ella hubiera escrito un par de capítulos de una novela y quisiera asistir a mis clases. Quería que yo leyera una novela que había escrito su hijo (ya muerto) a principios de la década de 1960. ¿Y por qué iba a querer yo hacer tal cosa?, le pregunté. Porque es una gran novela, me contestó ella."

¿Recomendaría este libro? Pues no es un libro que se pueda recomendar, si os soy sincera. Creo que es de los que se odian mucho o se ponen en un altar. Yo me he reído con algunas escenas, me ha tenido enganchada hasta el final, entiendo su gran inteligencia al crear esa crítica tan ácida, pero al final el recuerdo que prevalecerá sobre todo esto es el repugnante Ignatius y su válvula... Ah, y ya no volveré a escuchar de la misma manera "En la gruta del rey de la montaña" de Grieg 🤢🤢.
Al final me ha quedado una reseña kilométrica 😁😁
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fer19994sfcdz
 07 May 2023
Un libro inolvidable. Una obra hilarante donde la risa y lo absurdo quedan garantizadas. Sencillamente divertido, insospechable y escrito de una forma entretenida y cautivadora.
Las peripecias de la familia Reilly no tienen ningún desperdicio. Lo recomiendo.
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willybur
 30 March 2022
Lo he leído por las buenas criticas que tiene y sinceramente me costo trabajo acabarlo. No ha conseguido arrancarme una sola sonrisa. Quizás el problema soy yo, y no sea suficientemente listo para comprender el humor inteligente que, según los críticos, tiene o quizás este sobrevalorado.
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Raven
 19 April 2018
Sin duda un libro a releer en un futuro, de momento lejano. Habían sido muchas las personas que me lo habían recomendado, comentando principalmente lo gracioso del personaje. Es un libro para partirse de risa, me dijeron. Curioso que todos coincidieran en esto, creo que nunca un libro me había sido tan recomendado de esta manera y, sin embargo, nada. Una decepción total. Lejos de divertirme el protagonista me ha pareció ridículo y maleducado. Seguramente sea que simplemente a mí no me hace gracia ese humor. En mi humilde opinión, no me parece inteligente y, llamadme loca, pero mi mente lo relaciona con Torrente y hace que para mí este personaje haya sido desagradable, vulgar y soso.
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