Tiene una voluntad inquebrantable, es un tipo maravilloso. Agradezco tanto esas pequeñas cosas que hace todos los días y que convierten el encierro en algo sorprendente, que a veces no sé ni cómo decírselo.
|
Tiene una voluntad inquebrantable, es un tipo maravilloso. Agradezco tanto esas pequeñas cosas que hace todos los días y que convierten el encierro en algo sorprendente, que a veces no sé ni cómo decírselo.
|
Y sé perfectamente que leer es ir, viajar, moverse sin moverse, ponerse otras pieles y oler con narices diferentes.
|
- También hay recuerdos verdaderos. Fragmentados, rotos, hechos jirones, pero memoria al fin y al cabo, y son un tesoro. Un inmenso tesoro. Por favor, no me vayas a olvidar, ni a tus padres. No olvides estos tiempos de encierro que nos hacen recordar, no olvides nada, nunca. -Te lo prometo. |
– ¡No estuviste allí! – Estuve porque lo leí. Leer es estar. –dice entornando los ojos. Como si viajara (…) |
La memoria sirve para hacernos quienes somos. Sin recuerdos no seríamos nada.
|
Recordar es bueno. Si olvidamos, corremos el riesgo de desvanecernos en el aire. Estamos hechos de eso: de recuerdos, de los buenos y los malos.
|
El encierro activa la memoria. Cuando tuviste algo que ya no tienes, dentro de tu cabeza se encienden un montón de mecanismos que te hacen recordar y revivir esos momentos en que sucedió algo muy triste o, por el contrario, aquellos en que fuiste muy feliz. Esa activación puede ser detonada por olores, colores, sonidos o por tus propios recuerdos que se van desencadenando como una cascada inmensa y poderosa.
|
No somos islas. Y aunque estemos solos, no lo estamos. El mundo late con nuestro latido. Y los demás no son el enemigo. Son nuestro reflejo.
|
Manolito ...