Es difícil tener convicciones precisas cuando se habla de las razones del corazón, sostiene Pereira.
|
Es difícil tener convicciones precisas cuando se habla de las razones del corazón, sostiene Pereira.
|
Sostiene Pereira que le conoció un día de verano. Una magnífica jornada veraniega, soleada y aireada, y Lisboa resplandecía…
|
[...] deje ya de frecuentar el pasado, frecuente el futuro.
|
Se preguntó: ¿En qué mundo vivo? Y se le ocurrió la extravagante idea de que él, quizá, no vivía, sino que era como si estuviese ya muerto.
|
La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura parece ocuparse sólo de fantasías pero quizá diga la verdad.
|
En aquel hermoso día de verano, con aquella brisa atlántica que acariciaba las copas de los árboles y un sol resplandeciente, y con una ciudad que refulgía, que literalmente refulgía bajo su ventana, y un azul, un azul nunca visto, sostiene Pereira, de una nitidez que casi hería los ojos, el se puso a pensar en la muerte.
|
Fue publicada en ...