En aquellos latidos desordenados que golpeaban contra su mejilla estaba su gran secreto, ese que no habría podido contarse con palabras.
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En aquellos latidos desordenados que golpeaban contra su mejilla estaba su gran secreto, ese que no habría podido contarse con palabras.
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No importa el canal: cuando alguien quiere hacer llegar el mensaje, existen multitud de vías para conseguir el objetivo. La voluntad de conquistar un corazón, el deseo de hacerse escuchar, de transmitir una emoción. El ansia de excitar una reacción en el otro, de despertar una pasión, de provocar sorpresa. Todo se encuentra por encima del medio.
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Me amaste... me tomaste entre tus manos y me elevaste hasta un altar. Y, de esta manera, me sobrestimaste. Me colocaste en un pedestal siendo yo a la postre, un tipo corriente. Esperaste que coincidiera con la imagen que te habías formado de mi. Pero ¡mírame! No soy un superhéroe. Soy solo un hombre. Un hombre que respira, que camina. Un hombre que vive, que se alegre y que sufre. Un hombre que tiene sueños. Que tiene altibajos. Un hombre que te necesita.
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Gregorio Samsa es un ...