Era un libro, tenía sus últimas páginas en la mano y quería llegar al final para saber cómo había ido, y no quería que se acabara.
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Era un libro, tenía sus últimas páginas en la mano y quería llegar al final para saber cómo había ido, y no quería que se acabara.
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Richard Gansey III había olvidado cuántas veces le habían dicho que estaba destinado a la grandeza.
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Había aprendido que las mentiras solo eran peligrosas si a veces se decía la verdad
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Y fue esto: Blue, a punto de ofenderse, diciéndole a Henry: «No entiendo por qué estás siempre haciendo chistes ofensivos sobre los coreanos, sobre ti mismo», y él respondiendo: «Prefiero hacerlos yo antes de que los hagan los demás; es la única forma de no estar furioso todo el tiempo».
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Sus sentimientos por Adam eran como un vertido de petróleo: había dejado que se derramaran, y ahora no había ni un rincón del océano que no corriera peligro de incendiarse si le acercaba una cerilla.
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Si no puedes dejar de tener miedo aprende a vivir feliz y con miedo
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?