Un amor cualquiera

"Un amor cualquiera", con sus apenas 125 páginas, nos va a dejar los sentimientos revueltos.

Lo que en principio parece ser una reunión inocente, de Rachel con tres de sus cinco hijos. marcará un antes y un después.

Michael, uno de los gemelos, ha estado dos años fuera. Ahora, tras su regreso, se reúne con su Joe, su gemelo, Rachel, su madre, y Ellen, una de las hermanas.

En uno de los silencios, todo estalla. Jane Smiley nos cuenta a través de Rachel y de Ellen, la misma situación desde distintos puntos de vista. Descubrimos cómo puede llegar a ser de traumática la separación. Cómo, el padre, con su silencio, por hacer daño, hace pensar a los niños que es la madre quién los ha abandonado.

A la vez Ellen, nos cuenta una de las situaciones que vivieron los cinco cuando eran pequeños. Inicialmente los gemelos no lo recuerdan, y la madre la desconocía por completo.

Situaciones por parte de los niños, y de la madre, muy duras, que nos demuestra de lo que es capaz el ser humano. de todo lo que es capaz de luchar, de sobrevivir, pero también de hacer daño, de mirar sólo por sí mismo y no pensar en más.

De igual manera, vemos la relación que se forja entre hermanos, sobre todo entre gemelos y el tan famoso vínculo que les une. Lo que ocurre cuando, quizá, uno de ellos, quiere algo diferente. La reacción de ambos, cada uno por un motivo, y quizá más intensificada por ser gemelos, que si fuese con cualquiera de los otros hermanos.

La relación con la otra hermana, con la madre, o la de hija a madre. Relaciones que deberían de ser fáciles, pero que no lo son. Son mucho más complejas de lo que pensamos, y que vemos que están separadas por una línea muy fina.

"Un amor cualquiera" nos demuestra el poder del amor, de la familia, y sobre todo de las relaciones, cómo nos afectan, como las vivimos, la paciencia que tenemos que tener en ocasiones, el día a día, y cómo nos puede afectar una decisión.

El pensar que lo tenemos todo, que la nuestra es una familia perfecta y feliz, creo que está sobrevalorado. Después de leer "Un amor cualquiera", Jane Smiley nos hace pensar sobre ello, sobre a lo que realmente damos importancia.

Una novela que tenemos que leer poco a poco, desgranando cada uno de los mensajes que están ocultos.
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Se trata de una novela breve, de tono íntimo. En ella Rachel, una mujer de mediana edad, reúne en casa a sus hijos ya adultos, para dar la bienvenida a uno de ellos tras un largo viaje. Por un lado, nos muestra su relación con ellos cada uno con sus problemas y sus crisis. Por otro lado rememora los hechos del pasado, veinte años atrás, cuando su marido sin previo aviso, vendió la casa, la abandonó y se llevó a los niños al extranjero.
Por un lado, muestra la relación que tiene con sus hijos en el presente: el disfrute de los pequeños momentos, su sabiduría de madre que conoce y ve, en el sentido más amplio de la expresión. Por otro lado narra la disolución de su matrimonio, en un tono entre neutro y culpable. Y aparentemente sin pretenderlo, va a caracterizar a su exmarido como alguien distante, poco implicado en la vida familiar y egoísta.

Es una novela sobre la pareja, el matrimonio, la vida familiar. El tono de la autora es neutro, desapasionado. Habla de heridas que parecen haber curado ya. No hay buenos ni malos.

Al igual que en “La mejor voluntad” toca el tema de lo que condiciona a nuestros hijos las experiencias que les damos. En este caso cómo la experiencia de la felicidad familiar y el final de la misma deja poso en la vida de los hijos.

Un amor cualquiera de Jane Smiley
¿Cómo llegué a este libro? Ya conocía a la autora, leí el año pasado “La mejor voluntad” y me gustó encontrar una novela sobre la vida cotidiana, las relaciones de pareja, y de padres a hijos, contada con sencillez, directa al corazón..

Pertenece al tríptico de la familia: La mejor voluntad, La edad del consuelo y Un amor cualquiera, son los tres.

La narradora es Rachel, una mujer divorciada con 52 años y 5 hijos adultos.

Durante el fin de semana (el veinte aniversario de su separación) se reúnen en su casa tres de los hijos y aprovechan para comentar su pasado. Rachel les confiesa cuál fue el motivo de su separación y ellos como lo vivieron. Todo tiene sus consecuencias.

Reseña completa en mi web


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No es posible determinar cuánto tiempo tardan en sanar las heridas, ni cuántos años harán falta para que todas las versiones de una misma historia se pongan sobre la mesa. Algunos dirán que una pequeña chispa puede ocasionar un gran incendio; otros afirmarán que los grandes incendios se producen por horas y horas de acumular trastos viejos. No importa si es un día, un minuto o lo que dura una taza de café. Lo importante es saber ver que los actos de cada uno se encadenan con las actitudes de los que le rodean. Causas y efectos impresos en las miradas de cualquier amor.
He vuelto a Jane Smiley como quien regresa a la cocina de su infancia, donde siempre olía a guiso de carne y a desayunos de domingo. Esta autora es cotidianeidad, abrigo, conversaciones que cualquiera podría tener o imaginar. Smiley es la vida sin artificios. Y yo se lo agradezco.

Entrando desde la primera página en un ambiente completamente familiar, esta novela es una historia que da la sensación de estar empezando a mitad de una historia incompleta. Puedes llegar a sentirte como una especie de intruso, inmiscuyéndote en las relaciones tambaleantes de una familia, en este caso una madre que espera el regreso de su hijo y el reencuentro de sus otros. Jane nos introduce adrede en una atmósfera íntima, como dando a conocer, quizá, lo que ella también ha vivido. Amor, desamor y muchas complicaciones. Percepciones muy diferentes entre hijos y padres. A veces parecía perder fuelle y llegué a desorientarme un poco. Daba la sensación de estar tornándose en una línea demasiado continua, y sin embargo, casi tres meses después, a veces me sigo acordando de él porque me he sentido identificada y eso me ha hecho mella.

-"El ceɾebɾσ es ɑlgσ pɑlpɑble, tɑƞ ʄisicσ cσɱσ cuɑlquieɾ σtɾɑ cσsɑ. Nσ es que geƞeɾe σɾɗeƞ, es que es σɾɗeƞ"-
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Primera vez con esta escritora convencida que repetiré.
De vez en cuando me gusta leer este tipo de libros en los que cada uno saca sus propias conclusiones, lo adapta a su antojo a su vida, o se ve reflejado en alguno de los protagonistas.
Jane Smiley nos habla de vidas aparentemente perfectas pero a las que les falta ese sueño que siempre se tiene por cumplir. Romper con todo e id en su busca.
Pero eso siempre ocasiona daños colaterales, que en el caso de este libro se arrastran a lo largo de las vidas de Rachel y sus hijos.
Me ha gustado este viaje al interior de los sentimientos, las pasiones y los anhelos.
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🧡SINOPSIS❤
Hace ahora justo veinte años, los Kinsella eran, en apariencia, una familia idílica y feliz. de un día para otro, el marido de Rachel vendió sin avisarle la casa en la que vivían y se llevó a los cinco niños al extranjero. Ella tardó un año en volver a verlos, y su pánico era tan intenso que se tambaleaba por la acera a medida que se acercaba a su encuentro. Hace ahora justo veinte años de la ruptura, este preciso fin de semana en que tres de los hijos de Rachel –Ellen y los gemelos Joe y Michael–, ya adultos, cada uno de ellos sumido en su particular crisis personal, se han reunido en la casa materna. Desde aquella separación traumática, a los Kinsella no se les dan bien las despedidas, aunque tampoco las reuniones, en las que los ecos del pasado los desbordan. Inevitablemente, con esos recuerdos tan vivos para Rachel, no es de extrañar que una conversación casual, en el porche, después de cenar, derive en una confesión sobre los acontecimientos que propiciaron aquella ruptura; lo que sin duda ella no espera es que sus hijos tengan también algo que contarle…
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Es el primer libro de Jane Smiley que leo, e iba sin saber muy bien con qué me iba a encontrar. Podéis imaginar mi sorpresa cuando me di cuenta de que había devorado este relato largo en poco más de un día.

Esta narración, que apenas aborda un fin de semana, se despliega como una espiral de revelaciones emocionales a través de la voz de Rachel. La familiaridad y la sensillez con la que la autora plasma las relaciones familiares demuestra una maestría que consigue atraparnos desde el principio; sobre todo, teniendo en cuenta que Smiley nos habla de algo tan duro y destructor como es la ruptura de una familia. En definitiva, se trata de una novela breve pero intensa, de esas que hacen que cada cierto tiempo pienses en ella. Ni que decir tiene que ahora se ha abierto la veda y quiero leer todo de Jane Smiley.
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Retrato de una familia desestructurada, de personas que no saben amar ni amarse.

Me resultó muy difícil empezar esta novela y no leerla del tirón. Si no hubiera sido por la necesidad de cubrir las tareas cotidianas me hubiera agarrado a las palabras de Smiley con fuerza hasta llegar al último punto de la novela.

Rachel, la protagonista, es una mujer divorciada con cinco hijos ya adultos que arrastra los fantasmas de su complicado divorcio. En el fin de semana que cuenta la novela, va a tener lugar una reunión familiar después de que uno de los hijos vuelva de la India tras varios años lejos del hogar. El reencuentro inquieta a Rachel, que no puede evitar preocuparse por cómo las acciones de su pasado (la infidelidad que provocó la separación) afectaron a sus hijos.

Sin embargo, el lector tiene una visión privilegiada sobre el asunto, ya que de manera sutil Smiley nos muestra cómo toda historia tiene dos caras, como las decisiones de los padres, sean éstas erradas o no, repercuten en los hijos pero, también, que estos tienen la capacidad de poder sacudirse el lastre y avanzar, incluso si eso supone no cubrir las expectativas que hay sobre ellos.

Los diálogos son fabulosos y Smiley hace que parezca sencillo reflejar los sentimientos más complejos, esos que atormentan a las personas y se basan, a veces, en quimeras.

Ha sido mi primera lectura de la autora, ya estoy deseando que llegue la siguiente.