No voy a arreglar el mundo, pero voy a limpiar de basura el trocito que me ha tocado.
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No voy a arreglar el mundo, pero voy a limpiar de basura el trocito que me ha tocado.
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Pero, sobre todo, lo que me tenía arrastrando en aquel momento las esquinas era la ausencia de ellas, haber despertado en mitad de Pescadería tras partirme alguien la cara y no verlas allí, tirándose a morde el cuello de la tiparraca que había osado humillarme en segundos. No estaban. Se habían alejado de mí. |
Estaba tirándome a sus brazos, y quien te echa a los brazos de otro, realmente no te quiere entre los suyos.
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¿En qué año se publicó?