Vivir es convivir con tus demonios, aceptarlos de algún modo, saber que están ahí, pero que no tienen ni media hostia, darles un espacio en la mesa para luego no pasarles ni la sal, al enemigo ni agua.
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Vivir es convivir con tus demonios, aceptarlos de algún modo, saber que están ahí, pero que no tienen ni media hostia, darles un espacio en la mesa para luego no pasarles ni la sal, al enemigo ni agua.
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¿Quién comprende a los que siempre tienen que tratar de comprender a los demás?
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La adolescencia siempre será una edad de doloroso alumbramiento, una edad de abrir puertas que chirrían, de cerrarlas, de llamar con los nudillos y que no te abra nadie, de tirarlas abajo a patadas. Porque vas a tener que ser tú el que lo haga. Abrir, empujar, salir.
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Mi tía Clara tiene cáncer de mama. -No es lo que la vida te pone en el plato, Inesita -me dice ella rebañando unas bravas-, sino cómo te lo comes. |
Porque un hijo también es eso que a veces te mata o querrías matar, pero que te da la vida.
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Vistas desde lejos, todas las familias parecemos normales.
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Hace no mucho, los viajes no terminaban hasta que no revelabas las fotos.
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Los espacios los ocupan los ruidos.
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A veces te duele más el vacío del futuro que el del pasado.
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A veces me gustaría decirles lo que siento. A veces me gustaría decirles que lo siento.
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Gregorio Samsa es un ...