Dedicaré los días que me restan de vida a perseguir y destruir a ese monstruo
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Dedicaré los días que me restan de vida a perseguir y destruir a ese monstruo
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Era una de esas niñas afortunadas a las que deliberadamente se había mantenido en la ignorancia con respecto a los cuentos de fantasmas y de hadas
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Era Madame Perrodon, natural de Berna, cuyos cuidados y buen carácter suplieron en parte la pérdida de mi madre
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Existe un pueblo en ruinas, con su original iglesia, ahora sin techo, en cuya nave lateral yacen las tumbas desmoronadas de la orgullosa familia de los Karnstein, ahora extinguida
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los jóvenes se enamoran y encariñan al primer impulso
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一[...] Nunca había visto a nadie ser conquistado de ese modo y a primera vista, a no ser que cuente también a la propia desconocida, que se quedó igualmente prendada de mi pupila, como si ya le hubiera entregado su corazón.
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Me juzgarás cruel y egoísta, muy egoísta, pero recuerda que el amor es siempre así. Cuanto más intensa es la pasión, más egoísta resulta. No puedes imaginarte lo celosa que estoy de ti. Tú has de venir conmigo; has de quererme hasta la muerte. O puede que me odies, da lo mismo. Pero ven conmigo y ódiame a través de la muerte y del más allá. En mi vocabulario no existe la palabra indiferencia.
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Existen estados de ánimo especialmente indolentes. Nosotros estamos poco dispuestos a hablar y la conversación ajena resulta agradable a nuestros oídos apáticos.
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Pero los sueños atraviesan los muros de piedra, iluminan habitaciones oscuras, u oscurecen las iluminadas, y sus personajes realizan sus entradas y salidas a su placer, y se ríen de los cerrojos.
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Es un cuerpo creado a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados, escrito por Mary Shelley a partir del reto literario de Lord Byron.