Mathilda

Esta obra de la famosa Mary Shelley ha sido escrita entre 1819 y 1820. No obstante, habrá de esperar muchos años para ser publicada. Ni más ni menos que en 1959…

Con numerosas referencias a mitos o personajes literarios que crean símiles de sus estados de ánimo, esta novela corta es sin duda un referente del Romanticismo literario. Se perciben tanto la desesperación como la pasión y creo que la autora ha sabido plasmar ese sufrimiento de maravilla en tan pocas páginas.

Hay algo bellísimo en la voluntad de hacer llegar las más bellas historias a los lectores en su lengua materna, así como de valorar los matices que dicha lengua aportará a una historia escrita a miles de kilómetros, en un contexto cultural e histórico muy diferente.
He leído este libro en gallego con sumo placer, por un error fruto de la impulsividad y la ilusión (lo adquirí sin darme cuenta de que se trataba de una edición gallega), y me ha dejado con una sensación de infinita gratitud. Ha resultado un viaje cultural inesperado, en el que he tenido que servirme de un traductor, haciendo de la lectura un proceso más interrumpido pero no especialmente arduo.
Y qué decir de esta novela desgarradora escrita con un lenguaje delicioso que se dirige al corazón, no para despertar las emociones más inmediatas y superficiales sino para poner de relieve la complejidad humana. Reúne los requisitos de las novelas románticas de la época, y trata un tema tremendo que no voy a desvelar, aunque se aborda desde una perspectiva “soft”, si es que semejante calificativo puede aplicarse a este tema. Con una narradora desvelándonos los episodios más profundos de su vida, se nos encoge el corazón, que siente y padece con ella al compartir con nosotros su secreto y, con ello su sufrimiento y sus reflexiones, construyendo un ensayo sobre la soledad tremendamente poético.

En Mathilda se nos presenta a una joven que queda huérfana de madre al morir esta a los pocos días de haber dado a luz. al padre de Mathilda la pérdida de su esposa lo deja totalmente desolado y su sufrimiento lo lleva a querer marcharse, dejando a su hija a cargo de una hermana suya y de una nodriza. La niña crece durante 16 años junto a su tía, la cual aunque no alberga maldad es fría y poco cariñosa. al cumplir esa edad, el padre escribe solicitando reencontrarse con su hija, a la que ha querido y ha tenido en su pensamiento en la distancia. El encuentro entre ambos les permite conocerse y vivir momentos muy felices. Los meses pasan y Mathilda empieza a recibir pretendientes. Su padre de repente la rechaza, la trata mal e intenta evitarla. El declive de la relación y el tormento de Matilda comienzan entonces, sin saber qué ocurre busca comprender la dolencia y el sufrimiento de su padre para intentar paliarlo y recuperar la relación y la felicidad que tenían. Conocer el origen de ese rechazo, y todo lo que acontece por dicho motivo, la deja en un estado de desolación infinita, anhelando la muerte.

En esta novela, que la autora escribió entre 1819/1820 tras la muerte de dos de sus hijos, se observan sentimientos de pérdida, de no verle sentido a la vida por el sufrimiento que supone, de querer aislarse del mundo sin ser suficiente lo que se halla en los demás ni alrededor, teniendo la necesidad y el deseo de irse pronto de este lugar. Impacta realmente la facilidad con la que esta autora se mueve en este registro, diría que donde más despierta su genio es en la expresión de este tipo de sensaciones. Magistral.

Una obra corta que se lee muy bien, con una trama y un tema central que sorprende. Narrada en primera persona nos acerca mucho a la protagonista empapándonos a la perfección de sus inquietudes y de lo que le acontece. La pluma de Mary Shelley me vuelve a impactar, describe los sentimientos, experiencias e incluso a la naturaleza como pocos autores/as que haya leído, dejando además mucho de sí misma y de sus vivencias en sus escritos.

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