Bien inventa el cerebro leyes para refrenar la sangre, pero el calor de la juventud salta por las redes que le tiende la prudencia, fatigosa anciana.
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Bien inventa el cerebro leyes para refrenar la sangre, pero el calor de la juventud salta por las redes que le tiende la prudencia, fatigosa anciana.
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Dejadme probar mi suerte, porque seguir así ya es un tormento.
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Varias veces he recibido de sus ojos encantadores mensajes sin palabras.
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No os acosteis fuera de casa ni una sola noche, guardadme como Argos; pues si no lo hacéis, si me dejáis sola, por mi honor, que todavía es propiedad mía, tomaré a ese doctor por compañero de lecho.
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¿Qué somos cornudos antes de haberlo merecido?
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Dime dónde nace la pasión. ¿Es en el corazón o en el cerebro? |
Igual podría existir pacto y amistad entre la nieve y el fuego, que entre la traición y mi amor.
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Una joven no tiene otro lenguaje que su pensamiento.
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Aunque tuviese las cualidades de un santo y el aspecto de un diablo, le querría mejor para confesor que para marido.
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El cerebro puede promulgar a su gusto leyes contra la pasión; pero una naturaleza ardiente salta por encima de un frío decreto.
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Es el primer libro publicado por Carlos Fuentes.