Era el crepúsculo , esa hora en la que el día daba paso a algo más oscuro, cuando incluso las mentes humanas cedían ante lo primigenio.
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Era el crepúsculo , esa hora en la que el día daba paso a algo más oscuro, cuando incluso las mentes humanas cedían ante lo primigenio.
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El mundo se dividía en bien y mal, inocencia y culpabilidad. Debería ser una línea simple, una división clara, pero no lo era.
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Lo único que tenía que hacer era dejar entrar la oscuridad. Lo único que tenía que hacer era dejar salir al monstruo.
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No era fácil. El mundo era complicado. La vida era dura. Y con mucha frecuencia, vivir era doloroso. Entonces haz que el dolor valga la pena |
Siempre había una alternativa. ¿Acaso el objeto de estar vivo no era poder elegir?
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August nunca había tenido miedo de morir, a pesar de todo lo que pensaba en ello. Desde luego, le molestaba la idea de deshacerse, pero su propia muerte era un concepto que no llegaba a entender, por mucho que lo intentara. Pero la pérdida...eso sí lo asustaba. La pérdida de sus seres queridos. La pérdida de sí mismo. La ausencia que dejaban ambas pérdidas |
No dejé de resistirme...Solo me cansé de perder. Es más fácil así
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-Mientes. -No puedo mentir. -Te equivocas-...-Hay una clase de mentira que hasta tú puedes decir. ¿Sabes cuál es?...La que te dices a ti mismo |
¿Acaso podían ver la luz de las almas que había segado, los monstruos que había matado? ¿Podían sentir la oscuridad de las vidas que había quitado, el odio y la violencia que emanaba su piel?
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August siempre había detestado la sangre. Tenía el mismo color que las almas, pero era vacía e inútil apenas salía de las venas de una persona
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Gregorio Samsa es un ...