Una historia es una idea, salvaje como las malas hierbas, que brota allá donde sea plantada.
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Una historia es una idea, salvaje como las malas hierbas, que brota allá donde sea plantada.
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La fe se parece un poco a la gravedad. Si un número suficiente de personas creen en algo, ese algo se vuelve tan sólido y real como el suelo bajo los pies.
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—Considéralo un agradecimiento por verme tal y como soy —dice ella—. Por enseñarme cómo es que alguien te conozca. Por quererme. Ahora tienes una segunda oportunidad. Pero tienes que dejar que los demás te vean de verdad. Tienes que encontrar a personas que te vean.
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Y así, decide Henry, es cómo deberían ser las despedidas. No un punto final, sino unos puntos suspensivos, una frase inacabada, hasta que alguien aparezca para terminarla. Es una puerta abierta. Es como irse a dormir. |
Y allí, en la oscuridad, él le pregunta si realmente valió la pena. ¿Compensaron los instantes de alegría los períodos de tristeza? ¿Compensaron los momentos hermosos los años de sufrimiento? Y ella gira la cabeza, lo mira y le dice: —Y tanto. |
Pero él le enseñó el poder que alberga una palabra. Una palabra lo es todo, y la suya es una serpiente, un truco encubierto, una maldición.
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Por supuesto que lo ha echado de menos. Puede decirse a sí misma, igual que le ha dicho a él, que solo echaba de menos estar con alguien que la conociera, o que echaba de menos la intensidad de su interés por ella, su intoxicante presencia… pero es más que eso. Lo ha extrañado del mismo modo en que alguien podría extrañar el sol en invierno, a pesar de temer la llegada del excesivo calor. Ha extrañado el sonido de su voz, sus caricias expertas, la chispeante fricción de sus conversaciones, el modo en que ambos encajan. Él es su centro de gravedad. Es trescientos años de historia. Es la única constante de su vida, el único que, independientemente de lo que pase, siempre la recordará. |
Nunca sabrá con seguridad qué ocurrió primero: si ella lo besó a él, o si él la besó a ella, quién de los dos tomó la iniciativa y quién se aproximó para recibir al otro. Solo sabrá que había un espacio entre ellos y que este se desvaneció.
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Cuando le cuentas a alguien que te estás muriendo, ya no hay marcha atrás. La noticia devora la normalidad del día a día, y deja en su lugar una sensación corrupta y perversa.
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La semántica puede parecer algo insignificante, Adeline, pero el poder de un trato radica en la formulación de sus palabras.
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¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?