- Hey... ¿Qué te pasa? ¡No desaparezcas! ¡No desaparezcas, por favor! - Querida niña -Le dije con suavidad-. No soy yo quien desaparece, es tu cerebro que deja de funcionar, deja de ser capaz incluso de mantener una alucinación deltro del delirio. Cesa en su actividad. En otras palanras... No terminé. No pude decidirme a terminar, A explicarle que se estaba muriendo. |