Me prometí que no te iba a escribir. Que iba a respetar tu descanso. Que iba a ir al cumpleaños de Anita y ni la iba a felicitar de tu parte. Que saldría con la panda de cabrones que tengo como amigos y no les daría la chapa hablando de ti. Que no me pasaría el domingo por la tarde escuchando a Mr. Clementine tirado en la cama. Que no contaría las horas. Que no le gritaría al reloj. ¿Me devuelves mi fuerza de voluntad, por favor? |