El verano que aprendimos a volar de Silvia Sancho
—Sé la imagen que doy. Y sé que suena trillado lo de que en realidad no soy así, pero, en realidad, no soy así. Es una pose. Postureo puro. —¿Una coraza? —Más bien... una máscara. —Para tapar ¿qué? —Lo que todavía duele, Lara. |